De cómo
nos hacen creer que queremos lo que no necesitamos
Tradicionalmente, la mujer ha llevado el
peso y la responsabilidad de la educación alimentaria de toda la familia, no
solo en España, ha sido una constante histórica en todas las sociedades en
cualquier punto del planeta.
La mujer ha sido la encargada de hacer la
compra, cuando no de producir los propios artículos de consumo, seleccionar los
alimentos y transformarlos en la cocina, para con ellos alimentar a toda la
familia, es decir; ha sido la responsable del cuidado de la salud de sus hijos
y de su compañero.
Este modelo de mujer tradicional encargada
de las labores del hogar y de la cocina ha cambiado en la sociedad actual.
Este cambio, en gran medida, se ha producido debido a su incorporación al mundo
laboral y al tímido avance que el hombre ha dado en relación con el reparto de las
tareas del hogar y que está propiciando un cambio de paradigma. A pesar de
ello, en esencia, la mujer sigue siendo la responsable de alimentar y cuidar a
la familia.
Esta realidad social es conocida por los
publicistas, quienes tienen a la mujer en el centro de su diana cuando de lo que se trata es de promocionar los productos del supermercado.
Para entender esta afirmación debemos
comprender que: