viernes, 13 de septiembre de 2019

MICROBIOTA: NO SABES CUÁNTO TE QUIERO

Donde estés, con quien estés



Algo de mí

Valentina cuidando su microbiota
Está a punto de sonar el despertador, son las 6:25 de la mañana, como cada día, no dejo que suene la alarma y me levanto de un salto de la cama. Mientras me tomo mi café matutino repaso los datos más relevantes de un curso online que estoy realizando sobre microbiotaprobióticos prebióticos. En él, se da una cifra que aunque ya conocía, no deja de sorprenderme: ¡existen 10 veces más células procariotas, solo en nuestros intestinos, que células eucariotas en todo nuestro organismo! Con mi café negro entre mis manos y tomándolo a pequeños sorbos, pienso que, en realidad, lo que menos hay en nosotros es contenido humano; efectivamente “no estamos solos”, ya que con nosotros cohabita una cantidad ingente de seres vivos, no solo en nuestros intestinos, también en la vagina, la piel, la cavidad bucal, la vesícula biliar, los pulmones y en otros muchos órganos. En realidad, sería más exacto decir que somos nosotros los acompañantes de 1014 bacterias, 1013 hongos, un número indeterminado de arqueas, protozoos y una enorme cantidad de virus. Además, frente a nuestros modestos 25000 genes, nuestra microbiota o microflora posee 8 x 106 genes, este dato por sí solo debería bajarnos a todos un poco los humos.


Cómplice

Estos microorganismos estaban aquí muchos millones de años antes que nosotros, evolucionamos juntos y aprendimos a convivir, estableciendo una relación en la que como hospedadores les ofrecemos un hábitat en el que desarrollarse, mientras que ellos nos benefician suministrándonos nutrientes esenciales, favoreciendo el aprovechamiento de nutrientes no digeribles, impidiendo el asentamiento de microorganismos patógenos y desarrollando las defensas orgánicas frente a la infección.

De izquierda a derecha: María, Gustavo, Enzo, Marcílio, Valentina y Suzana ante una mesa repleta de prebióticos
Sin estos seres, la vida no sería posible, y de su número y composición depende en gran medida nuestra salud. En el delicado ecosistema de nuestros intestinos y de otros órganos, si algún grupo microbiano beneficioso decrece, se produce un desequilibrio o disbiosis que puede asociarse a la aparición de diversas patologías: obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal, cáncer colorrectal, diabetes tipo 1, síndrome de colon irritable, asma, síndrome metabólico o enfermedad celiaca, entre otras.