Dietética o religión, ¡vete tú a saber!
En España un Dietista-Nutricionista (D-N)
realiza 4 años de estudios universitarios. En la carrera se debe superar
materias tan complejas como bioquímica, fisiopatología, farmacología,
microbiología y así hasta un total de cuarenta y tantas asignaturas, entre las
cuales están las prácticas de empresa y el trabajo fin de grado, además tendrá
que acreditar tener como mínimo un nivel de inglés medio antes de obtener el
título. Por otro lado, un gran porcentaje de D-N cursan uno o más másteres,
especializándose en alguna de las ramas de esta compleja disciplina.
Sin embargo, en el campo de la nutrición
es frecuente que cuando habla un D-N y expresa sus conocimientos científicos o
su punto de vista relacionado con algún tema de su profesión aparezca el típico
“Cuñado Experto en Dietética y Alimentación” al que a partir de ahora
denominaremos CEDA.
Efectivamente, alguno se podrá preguntar que
tienen en común una bombera, un amo de casa, un estudiante de medicina, una
carnicera o el vecino del quinto; efectivamente, ninguno es D-N, a pesar de lo
cual, pueden actuar como perfectos CEDA y saber más de nutrición que un
Graduado en Nutrición Humana y Dietética.
Cuando el D-N informa o forma sobre algún
tema relacionado con su profesión suele recurrir a bibliografía científica,
tira de “PubMed” o “Cochrane”, busca artículos recientes y dilucida el peso
científico que estos pueden tener para que a partir de la evidencia existente
pueda construir su argumentación, la cual, podrá verse modificada en función de
los avances científicos y las estrategias comunes que se planteen desde
organismos como la OMS, un congreso internacional o su colegio profesional,
entre otros. Un CEDA no necesita tanta parafernalia, para defender su
postura, solo necesita haber leído un libro, ver un vídeo en YouTube o haber
escuchado a alguien alguna vez en televisión diciendo algo relacionado con la
temática del debate que él o ella mantiene con el D-N y muy difícilmente
cambiará de opinión.
El CEDA no dudará en poner en duda los
conocimientos del D-N con frases como: “pues no todos los D-N dicen lo que tú”,
“pues el otro día un médico dijo en la tele lo contrario”, “mira, mira este
vídeo de YouTube que verás que no tienes razón”, “pues siempre se ha comido así
y nunca ha pasado nada”, “pues yo creo justo lo contrario, porque está
demostrado científicamente que…” Por supuesto el CEDA no tiene por qué acordarse
del D-N que dice lo contrario, el nombre del médico que dijo otra cosa en
televisión, saber en qué se basa el vídeo de YouTube, conocer sobre
antropología alimentaria o dar las referencias bibliográficas en la que se basa
su afirmación de que “está demostrado científicamente lo contrario a lo que tú
dices”. De nada valdrán los años de estudio del D-N, su experiencia, su
asistencia a congresos, sus publicaciones, o llegado el caso, los premios
obtenidos por su rendimiento académico o su trabajo profesional, si alguien
dice lo contrario en un programa de María Teresa Campos.
Para ser honrado tendría que decir que
existe otro tipo de CEDA, o mejor dicho, existen los que podríamos denominar
padres de los CEDA los PCEDA. Estos son mucho más peligrosos que los
primeros, suelen ser personas con titulación sanitaria que se atreven a
escribir libros del tipo “Mi superestupendis recetas anticáncer”, “La dieta
Montigpuaf”, “La revolución dietética del Dr. Atching”, “Mi método del limón
como medicina pá tó los días”, etc. Los PCDA tienen en general una
característica común, venden libros y/u ofertan cursos de alimentación a un
público entregado que se forma para llegar a ser auténticos CEDA.
Para un CEDA un PCEDA es la máxima
autoridad en el mundo de la nutrición y no necesita saber de mucho más, ¿para
qué?, ya lo sabe todo. Un verdadero CEDA defenderá la teoría del PCEDA como si
se tratara de un gurú religioso y no dudará en argumentar que si su teoría no
es aceptada por todos es porque hay intereses económicos que impiden que su
teoría prevalezca. Y es que ya se sabe que “la verdad” no interesa a la
industria farmacéutica, a los productores de cereales de los EE. UU., a los
lobbies de las multinacionales de la alimentación, a MONSANTO o yo que sé a
quién.
Un CEDA es un creyente de la alimentación
y puede militar en distintas religiones de la dietética como la religión de la
dieta “paleo”, la de la dieta “vegetariana”, la de la dieta “crudivegana”, la
de la dieta “macrobiótica”, la de la dieta “de los cinco elementos”, la de la
dieta de “a mí no me incordies que yo como lo que a mí me da la gana y de algo
hay que morir” la de “yo tengo mi propia teoría” o la de “toda la vida se ha
dicho lo contrario y no vas a saber tú más que nadie”. Y como todo religioso no
necesita ni de PubMed ni de Cochrane, ni de revisiones sistemáticas ni, por
supuesto, de metaanálisis, ya que es de dominio público que eso de las
estadísticas es una “pura mentira”.
En definitiva los D-N tenemos un duro
enemigo al que vencer y al que nos tenemos que enfrentar con mayor frecuencia
de lo que lo hace cualquier otra profesión sanitaria: la ignorancia.
José María Capitán
dietista-nutricionista
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Salud, Solidaridad y Sostenibilidad
Los
compañeros del Consejo General de Colegios Profesionales de la Educación Física
y el Deporte (Consejo COLEF) sufriendo, al igual que el Dietista-Nutricionista,
una problemática similar han realizado una adaptación de este artículo,
titulado “Los educadores físico deportivos tenemos un duro enemigo al
que vencer y al que nos tenemos que enfrentar con mayor frecuencia de lo que lo
hace cualquier otra profesión: la ignorancia”.
Totalmente de acuerdo y extrapolable a muchas otras profesiones. Véase mi rama, el Derecho, el íter formativo universitario y de posgrado viene a ser paralelo, y requiere de continuo estudio y formación para que luego tanto cuñados como "periodistas" traten los temas con absoluta vehemencia y sin rigor alguno.
ResponderEliminarLo peor: El común de la sociedad (y a la cabeza los cuñados) se "ilustra" de esa televisión y "periodistas" o tertulianos, no de libros o estudios... con lo que el mal se vuelve crónico.
En Colombia el pregrado dura 5 años, lo más triste es ver profesionales de nuestra área que se dejen influenciar de los CEDA y PCEDA y no se defienda nuestro criterio desde la ciencia y el sistema y nos convertimos en nuestros propios enemigos, en realidad consideró que sólo nuestro actuar con nuestros pacientes y la contribución favorable en la salud y los estilos de vida es lo único que demuestra nuestra importancia como profesionales nutricionista dietistas idóneos en nuestro actuar. Me disculpan sin ánimos de ofender pero es necesario hablar desde nuestro conocimiento y seguiré diciendo amo la bioquímica con cada ciclo metabólico y la fisiología del ser humano en mi profesión y promuevo el manejo a nivel individual porque todos somos diferentes y la dieta de mi amigo no le servirá a mi hermano.
ResponderEliminarMuy buen artículo. Totalmente de acuerdo
ResponderEliminarEl problema es que no se puede denunciar. No lo llega a ningún puerto.
ResponderEliminarY ahí tienes a semillerias, psicólogas e influencers hablando de nutrición.
Un post tan interesante como a la par de verídico. Una pena, porque es una realidad. La forma de explicarlo es sublime. Lo comparto por mi perfil. Gracias por tu labor
ResponderEliminarMuy importante destacar la verdad, sobre esta problematica y que mucha gente por ignorancia, van con la primera persona que le dan promesas vacías y en realidad ni siquiera tiene los estudios avalados por una institución seria.
ResponderEliminar¡Saludos desde Méjico!
Que bien me viene justo ahora este post, magico!
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