¿Podemos prevenir o
retrasar la aparición del Alzheimer? (3)
Mírame, yo no puedo acordarme de ti, pero por favor, tú no me olvides, quiero seguir en tus recuerdos, esos que yo ya no poseo |
—Abuela, ¿cómo estás? —sonríe, pero no dice nada. Está cubierta por mantas que apenas dejan ver su rostro, hace frío en la habitación.
—Está muy bien, hoy ha comido un poquito más que ayer —comenta la religiosa encargada de sus cuidados.
—¿Te tratan bien aquí? —sonríe, pero no dice nada. Comparte estancia con otras ancianas de miradas perdidas que parecen buscar a las visitas que no llegaron.
—Lo único es que apenas quiere levantarse de la cama —vuelve a intervenir la monja.
—Lo único es que apenas quiere levantarse de la cama —vuelve a intervenir la monja.
—¿No quieres levantarte y
dar un paseíto? —sonríe, pero no dice nada. Le cojo las manos que ahora deja asomar de entre las sábanas a la altura del cuello. Las tiene muy frías, se las froto un poco, pero no calientan.
Mi abuela había sido ingresada hacía tan solo unas semanas. Ya casi no se levantaba de la cama y no hablaba, pero mantenía en su semblante
una dulce sonrisa. Parecía agradecer que fuera a visitarla, aunque estaba seguro de que no me reconocía. Unos días después se cayó de la cama, se
fracturó la cadera y ya no volví a verla nunca más.
Mi mente se calla, solo escucho el silencio, y tras el silencio, más silencio, solo eso, nada más |
COMPONENTES DE LOS
ALIMENTOS
Ácidos grasos
poliinsaturados
Es poco consistente la evidencia de que la suplementación con AGPI sea beneficiosa; mientras que algunos estudios describen alguna mejora en pacientes
con demencia o EA muy leves, los resultados son prácticamente inexistentes cuando los suplementos se suministran en estados más avanzados de
la enfermedad (1, 2). Ni tan siquiera existe una evidencia adecuada que permita afirmar que los suplementos de AGPI w-3
mejoren el rendimiento cognitivo o que puedan prevenir la demencia en mayores de 75
años (3). En la misma línea, una revisión Cochrane publicada en 2016 indica que no encuentra ni beneficios ni efectos adversos de estos suplementos para la EA leve o moderada (4), algo que confirma un análisis posterior
realizado a esa misma revisión un año después (5).
Las grasas saturadas
Aunque con precaución, se puede decir que existe una
asociación perjudicial entre la ingesta de grasas saturadas y el deterioro
cognitivo (6) y la EA (7). Probablemente, esto ocurra porque el consumo de grasas saturadas también esté asociado a otras enfermedades que predisponen a su vez a la EA.
Vitaminas del complejo
B
El déficit dietético de folatos podría aumentar el riesgo de demencia (8). Es un factor de riesgo potencial para el deterioro cognitivo
que aumente la homocisteína sérica. La
suplementación con vitamina B9 junto a B12 y/o B6
podría reducir el deterioro cognitivo al disminuir los niveles de homocisteína
en la EA u otras demencias. Sin embargo, la suplementación que sí demostró ser efectiva
para reducir los niveles de homocisteína en suero, no logró una mejora
cognitiva en los enfermos estudiados (9).
Vitamina D
Los receptores de vitamina D están presentes en las regiones
del cerebro responsables del desarrollo de la memoria y las funciones
cognitivas, y pueden estar involucrados en la eliminación de la placa amiloide que se acumula en el cerebro. En
algunos estudios se ve una relación entre la deficiencia de vit D, la
demencia y/o la EA (10, 11), en otros, esta relación parece marginal (12), algo con lo que no coincide un paper publicado en BMC Neurology hace tan
solo tres meses, en el que se encontraba que a mayor deficiencia mayor
riesgo de padecer demencia o EA (13).
Vitamina E
La vitamina E actúa como antioxidante
para eliminar los radicales libres tóxicos. Los radicales libres pueden
contribuir a los procesos patológicos existentes tras el deterioro cognitivo, por lo que
se ha generado gran interés por el uso de suplementos de vitamina E para tratar el
deterioro cognitivo leve y la EA, en especial, porque la EA se asocia con una baja concentración de
vitamina E en suero en las personas mayores (14). A pesar de ello, en una revisión Cochrane publicada en 2017 no se
encuentran evidencias de que la forma alfa-tocoferol de vitamina E
administrada a personas con EA fuera eficaz; no encuentra evidencias de que
afecte a la cognición, aunque podría retrasar el deterioro funcional (15). Otro estudio publicado en Neurociencia Nutricional en marzo de 2019 tampoco encontró
evidencia sobre la asociación o la correlación entre la vitamina E y la EA (16).
Magnesio
La EA parece estar asociada a un estado más bajo de este mineral. Los pacientes con EA pueden mostrar concentraciones de Mg significativamente
más bajas en el líquido cefalorraquídeo y en el cabello en comparación con controles
sanos, y valores de Mg significativamente más bajos en plasma y en glóbulos
rojos en comparación con controles médicos. El Mg ha demostrado, en la
investigación in vitro, estar involucrado en los trastornos neurológicos
degenerativos, pero se necesitan más estudios para ver el verdadero papel que juega este
mineral en la EA (17).
Manganeso
El Mn es un mineral clave en la salud humana y en el sistema
nervioso, y se asocia con algunos trastornos neurodegenerativos y en la
progresión de la EA. Se ha observado que los enfermos de Alzheimer tienen el
metabolismo desregulado de este mineral. Los pacientes de EA tienen niveles de
Mn en suero significativamente más bajos en comparación con controles sanos. Por ello, serían necesarios más estudios para dejar claro los mecanismos que son responsables de
la deficiencia de Mn en pacientes con EA, sin descartar los déficits dietéticos
(18).
Polifenoles
Los alimentos ricos en polifenoles se han relacionado con un
menor riesgo de EA. Son ricos en polifenoles el café, el té verde y negro, el
vino tinto, frutas y verduras, chocolate y aceite de oliva. Los polifenoles son
antioxidantes y antiinflamatorios, y tanto el estrés oxidativo como la
inflamación son dos procesos involucrados en el mecanismo de envejecimiento que podrían estar implicados en el desarrollo de la EA. Sin embargo, la
evidencia de que los polifenoles puedan tener efectos beneficiosos contra la EA
es insuficiente (19).
SUPLEMENTOS
Cuando se estudian los efectos de los suplementos aislados de
antioxidantes, inositol, vitamina B, triglicéridos de cadena media, omega-3,
fórmulas poliméricas, polipéptidos y vitamina D y se miden los efectos sobre el
estado cognitivo y las capacidades funcionales, no se encuentran evidencias
convincentes de que puedan proporcionar un beneficio significativo (20). Tampoco se encuentra evidencia suficiente como para recomendar el consumo de suplementos de venta libre para la protección cognitiva en adultos con cognición normal o deterioro cognitivo, tales como el Ginkgo biloba, la vitamina D
+ calcio, vitamina C o el betacaroteno, los suplementos de múltiples ingredientes u
otros suplementos (21).
PATOLOGÍAS ASOCIADAS
Obesidad
Existe evidencia que respalda la asociación positiva entre sobrepeso y obesidad en la mediana edad (por debajo de los 65 años) y el
posterior desarrollo de demencia. Uno de los problemas para
evaluar si el exceso ponderal se asocia causalmente con la demencia es que este también está relacionado con otras comorbilidades que podrían aumentar el riesgo de desarrollar EA; un ejemplo de ello son las enfermedades cardiovasculares. No obstante, la asociación obesidad y EA también podría ser explicada por factores mecanicistas o genéticos (22, 23, 24).
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 puede favorecer el deterioro vascular y
neurodegenerativo. Para algunos investigadores el riesgo de EA y, por tanto, de
deterioro cognitivo, es mayor entre las personas que padecen diabetes en
relación con la población general (8, 23, 24, 25),
para otros, en cambio, esta asociación no está tan clara (26). Algo que sí debemos tener en cuenta es que tanto la
EA como la diabetes tipo 2 tienen variantes genéticas comunes, lo que puede
resultar interesante de cara a plantear nuevos objetivos terapéuticos (27). Además, algunos autores han relacionado el uso de
antidiabéticos orales con una mejora de la cognición en enfermos con Alzheimer
y deterioro cognitivo leve, siendo la pioglitazona de 15 a 30 mg la que tiene mejores resultados en relación con el placebo (28).
Hipercolesterolemia
La relación entre el colesterol y la enfermedad de Alzheimer
(EA) está respaldado por la identificación de grupos de genes que influyen en
la unión de los lípidos y el metabolismo en el cerebro, también hay estudios
epidemiológicos que vinculan la hipercolesterolemia en la mediana edad con el aumento del riesgo de padecer EA tardía (29). Por su parte, aunque algunos estudios sugieren que el uso de estatinas podría tener un efecto protector frente a la EA, no existen evidencias suficientes como para proponerlas como un tratamiento eficaz en esta enfermedad (30).
Enfermedad coronaria
La enfermedad coronaria se asocia con un mayor riesgo de
deterioro cognitivo en estudios de cohorte prospectivos. Ambas comparten
factores de riesgo compartidos como pueden ser el tabaquismo, la inactividad
física o la obesidad. Sin embargo, que la enfermedad coronaria
pueda favorecer la EA o la demencia en general es todavía incierto (31, 32).
Hipertensión
La hipertensión es uno de los factores de riesgo modificables en el desarrollo de la demencia (23, 24), si bien, no todos los estudios encuentran esta correlación (8). En cuanto a los fármacos hipertensivos, para algunos autores, su uso podría reducir la incidencia de demencia, pero no ocurriría lo mismo para la EA (33).
Hipertensión
La hipertensión es uno de los factores de riesgo modificables en el desarrollo de la demencia (23, 24), si bien, no todos los estudios encuentran esta correlación (8). En cuanto a los fármacos hipertensivos, para algunos autores, su uso podría reducir la incidencia de demencia, pero no ocurriría lo mismo para la EA (33).
Cáncer
La EA y el cáncer son enfermedades
relacionadas con la edad, una es degenerativa y la otra es sobreproliferativa. Muchos
factores que están regulados al alza en cualquier cáncer, y que mantienen el
crecimiento y la supervivencia celular, están regulados negativamente en la EA, contribuyendo a la degeneración neuronal. Existe, por tanto, una asociación
inversa entre la EA y el riesgo de desarrollar cáncer (34, 35, 36).
Un día después del día de los enamorados, 15 de febrero de 2020, es el cumpleaños de mi padre.
Estoy junto a ti, no temas, no estás solo; caminaremos cogidos de la mano hasta alcanzar la línea que separa el cielo del océano |
—¡Uff!, eso ya son muchos, mejor dale la vuelta y dime
que tengo 18 —mi padre siempre ha sido muy bromista y, a pesar de la edad, conserva intacto su buen humor.
—Bueno, 18 años en cada pierna y cada
brazo, y todavía te quedan por repartir unos cuantos —nos reímos los dos.
—Papá, ¿por qué no te has venido al
campo, a casa de Inma?
—Es que hoy vendrán mis hijos y quiero pasar el día con ellos.
—¿Tus hijos?, ¿entonces Inma quién
es?
—¿Inma?, mi sobrina.
—¡No, papá!, Inma es tu hija.
—¿Mi hija? —su cara de desconcierto y miedo me recuerda a la que veía
décadas atrás en el rostro de su madre, mi abuela.
Esta historia, de momento, no tiene fin.
Esta historia, de momento, no tiene fin.
Páginas Webs consultadas:
José María Capitán
dietista-nutricionista
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…y no, no es igual que las demás
A diferencia de otras
guías alimentarias, 3COME no orienta, 3COME enseña a construir menús saludables
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