¿Podemos
prevenir o retrasar la aparición del Alzheimer? (2)
¿Quién eres?, ¿quién soy?, ¡no importa!, toma mi mano, no me dejes sola en la nada |
Solía asomarme al balcón de la casa de mi abuela a observar
las salamanquesas que poblaban el blanco muro del otro lado de la calle, muro
que iluminado por las farolas dejaba ver el paso del tiempo a través de sus
grietas y desconchones. Ella, mi abuela, siempre había tenido su terraza
llena de geranios, ahora estos lucían mustios. Su vecina Agustina y su hijo
Mariano se quejaban de que se levantara cada noche entre las dos y las cinco de
la madrugada para regar las macetas y que, semivestida, se pusiera a cantar a
viva voz mientras arrojaba sobre ellas una gran cantidad de agua. El agua, al
rebosar los tiestos, salpicaba sobre la acera y generaba un estrepitoso ruido,
todo ello a unas horas en las que todos los vecinos trataban de dormir. —Tu
abuela ya no puede seguir así —decía Agustina preocupada ante el
rostro circunspecto de su hijo. En el interior de la vivienda, mi viejita
se mecía en su butaca mirándome sonriente. Vestía un muy usado camisón de raso
negro con encajes y, empapada en sudor, batía su abanico para mitigar el
sofocante calor. De esas tórridas noches de verano hace ya 35 años.
—¿Sabes
dónde estamos abuela?
—¡Claro!, en
mi casa, en la calle Descalzos —se entiende la respuesta, aunque
arrastra mucho las palabras al hablar y no es fácil saber siempre lo que dice.
En esta calle vivió hace ya muchas décadas, fue la casa donde creció mi padre.
—Ahora
vives en la calle Juan de la Encina, frente a la calle Guadalupe, ¿te acuerdas?
—¿Juan
de la Encina? —ríe de forma nerviosa mientras su rostro
dibuja una mezcla de asombro y desconcierto.
—¿Sabes
quién soy yo?
—Mi
hijo —responde.
—No
abuela, ¡soy tu nieto!
—¿? —Desvía la mirada y pierde la sonrisa, dejando entrever el pavor que siente al no entender lo que le está pasando; su mundo se desvanece lentamente.
—¿? —Desvía la mirada y pierde la sonrisa, dejando entrever el pavor que siente al no entender lo que le está pasando; su mundo se desvanece lentamente.
¡Qué tremenda soledad en la que ni tan siquiera me acompañan mis recuerdos, mis esperanzas, mis anhelos! |
Algunos alimentos y hábitos de consumo se han tratado de
relacionar con una mayor o menor disminución en el riesgo de padecer EA o de
mejorar su sintomatología. Vamos a volver a asomarnos a una de esas ventanas
que nos permite la ciencia y comprobaremos que nos dicen los últimos
metaanálisis y revisiones sistemáticas publicados en PubMed en los últimos
cinco años.
ALIMENTOS, BEBIDAS Y PLANTAS
Pescado
Pescado
El consumo de pescado y de ácidos grasos poliinsaturados
(AGPI) están asociados a un menor riesgo de demencia y de EA (1, 2). Un mayor
consumo de pescado tiene una fuerte asociación con un menor riesgo de demencia
tipo Alzheimer (3).
Para un conjunto de enfermedades, entre las que se encuentra la EA, por cada
incremento de 20 g de pescado se podría disminuir el riesgo de mortalidad entre
un 2% y un 7%, siendo el consumo óptimo entre dos y cuatro porciones por semana
(4).
Leche y lácteos
Se ha postulado que los fosfolípidos de la leche podrían
afectar la función cognitiva y, por tanto, que su consumo podría ser
beneficioso en la EA, sin embargo, los últimos estudios publicados no confirman
esta hipótesis debido a que la evidencia en este sentido es demasiado pobre (5) y
contradictoria (6).
El café y el té
El café y el té son las principales fuentes dietéticas de
cafeína. La cafeína actúa sobre el sistema nervioso central: aumenta la
excitación y la concentración y disminuye la fatiga. La cafeína se postula como
un posible neuroprotector. Algunos estudios sugieren que la cafeína del café o
del té no está asociada al riesgo de padecer trastornos cognitivos (7), ni que
tampoco estos puedan jugar un factor protector (8, 9). Otros estudios, en
cambio, si ven en el consumo de café una asociación con un menor riesgo de EA (10),
incluso sitúan este menor riesgo en un consumo de 1-2 tazas al día (11).
El té, por su parte, podría tener relación con un menor riesgo de deterioro
cognitivo, pero su asociación con el Alzheimer no está tan clara para algunos (12), mientras
que para otros investigadores, el té verde sí que parece reducir el riesgo
de padecerlo, sin que sus resultados puedan llegar a ser concluyentes (13).
Cúrcuma y curcumina
La cúrcuma es una de las especias más populares en los países
asiáticos. La cúrcuma contiene altas concentraciones de polifenoles y
flavonoides. La curcumina es su principal flavonoide. Esta especia revierte los
daños neurotóxicos y conductuales tanto en modelos in vivo,
como in vitro, al prevenir la agregación de beta-amiloide y la
hiperfosforilación de la proteína tau, así como la apoptosis y la inflamación. Los
estudios también muestran que la curcumina previene los trastornos del
comportamiento, mejora la capacidad de la memoria y los déficits cognitivos en
animales con EA. La curcumina también puede desempeñar su papel protector al
disminuir los niveles de especies reactivas de oxígeno en las neuronas; por
tanto, su uso puede ser un enfoque prometedor en la EA. Sin embargo,
todavía hay limitaciones en la respuesta al tratamiento en humanos,
posiblemente por la escasa biodisponibilidad de la curcumina y por su capacidad
limitada para llegar al sistema nervioso central (14). En todo
caso, la curcumina parece más efectiva para mejorar la función cognitiva en los
ancianos que para mejorar los síntomas de EA (15).
Ginkgo biloba
El Ginkgo es un árbol originario de China, puede llegar a
vivir un milenio y es uno de los remedios herbales usados en la medicina
tradicional de ese país. De sus hojas se extrae un extracto al que se le
atribuye la capacidad de aumentar la circulación sanguínea central y periférica
y ser beneficioso para las personas maduras y seniles. Sin embargo, no hay
evidencia convincente que demuestre que el Ginkgo biloba en la vejez pueda
prevenir el desarrollo de la demencia (16), aunque sí puede
ser potencialmente beneficioso para la mejora de la función cognitiva y las
actividades de la vida diaria en pacientes con deterioro cognitivo leve o
enfermedad de Alzheimer (17). El
extracto farmacológico de Ginkgo biloba conocido como EGb 761, en general,
demuestra que es seguro y moderadamente eficaz en el tratamiento de pacientes
que sufren demencia con síntomas de leves a moderados (18).
Otro extracto farmacológico, el GbE tiene efectos potencialmente beneficiosos
para las personas con demencia cuando se administra a dosis superiores a 200
mg/día durante al menos 5 meses, aunque la calidad de la evidencia es baja (19).
TABACO Y ALCOHOL
Uno de los mecanismos que podría explicar la asociación entre
fumar y desarrollar demencias podría ser que el hábito tabáquico puede llegar a
alterar el equilibrio entre la generación y la reducción de oxidantes y
especies de radicales libres. Por otro lado, el aumento del riesgo de demencia
como resultado del tabaquismo se puede alcanzar desarrollando, en primer lugar,
una enfermedad cardiovascular. Existe evidencia de que los fumadores muestran
un mayor riesgo de demencia y EA (20, 21, 22), y que dejar de fumar
disminuye el riesgo (23).
El alcohol tiene efectos tóxicos y puede originar una pérdida
neuronal. La EA podría propiciarse por la neuroinflamación producida por el
consumo crónico y elevado de alcohol (24). El
consumo moderado de alcohol (≤12.5 g / día) se asocia con un riesgo reducido de
demencia y es aún menor cuando su consumo es de 6 g / día de alcohol; mientras
que beber en exceso (≥ 38 g / día) puede elevar el riesgo (22, 25, 26).
Páginas
Webs consultadas:
2. MedlinePlus
3. Mayo
Clinic
José María
Capitán
Dietista-nutricionista
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