sábado, 29 de febrero de 2020

ALZHEIMER: PATRONES DIETÉTICOS Y ACTIVIDAD FÍSICA

¿Podemos prevenir o retrasar la aparición del Alzheimer? (1)


"Recuerdos borrados, vidas que no fueron"
La casa de mis abuelos estaba ubicada en pleno centro sevillano, en una primera planta de la calle Juan de la Encina. Yo tenía doce años y mi abuela me pedía que le fuera a por un mandado, que le comprara algo en la tienda de ultramarinos situada al final de la calle.

¡Niño!, ve a la tienda de Bobillo.

¡Vale!, dame el dinero, abuela.

Toma el monedero y tráeme la vuelta.

¿Qué te compro?

¡Uy!, se me ha ido, ¡tengo la cabeza de antes de ayer!

¿Pan?, ¿casera de naranja?, ¿leche condensada?, ¿quesitos del caserío?, ¿galletas para la merienda?

¡No!, no sé qué era, ¡seré tonta!, ¡estoy perdiendo la cabeza!

¿Cortadillos?, ¿tortas de aceite?, ¿huevos?, ¿jamón de york?

Sí, sí, ¡eso! Cómprame cuarto y mitad de jamón de york. ¡Llévate la bolsa de la compra! —20 minutos después regreso con el encargo.

Toma abuela: la vuelta

¿La vuelta de qué, hijo?

¿Pues no me has mandado comprar cuarto y mitad de jamón de york?

¿Yo?, ¿serás embustero?, ¡tú estás majara!, yo no te he mandado a comprar nada —muy irritada, —anda malaje, dame el monedero, a ver si no me vas a sisar alguna moneda, ¡granuja!

¿¡Qué!? estaba completamente desconcertado, pero no era la primera vez que a mi abuela se le olvidaban las cosas. Todavía yo no lo sabía, pero ella empezaba con los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer (EA), de eso hace aproximadamente 40 años.


"Sin mis recuerdos, vivo muriendo"
La EA es una enfermedad neurodegenerativa que actualmente supone entre el 60% y el 70% de todas las demencias diagnosticadas en la tercera edad. Los síntomas de la enfermedad se expresan con una pérdida paulatina de las funciones cognitivas: memoria, lenguaje, orientación visual y temporal, atención y planificación. Generalmente, el enfermo pasa por tres fases, en el texto introductorio mi abuela atravesaba por la primera de ellas y ya se podía observar un deterioro progresivo de su memoria. Es típico que, al principio, la persona olvide eventos recientes, cosas que han pasado hace tan solo 10 o 20 minutos, se olvide de conversaciones que acaban de producirse y se encuentre desorientada, pudiendo no reconocer bien el lugar donde está en ese preciso momento. Es frecuente que se pierda intentando llegar a las tiendas donde siempre compró o no sepa regresar a casa, que no recuerde la fecha o el día en el que vive, y que confunda el momento en el que se encuentra; puede pensar que es de noche cuando en realidad es de día o viceversa. También se puede observar que disminuye su concentración, que se siente más fatigada, que tiene cambios de humor, ansiedad y depresión. En esta fase todavía conserva el lenguaje, habla con normalidad con su interlocutor y conserva sus habilidades motoras.

La EA aumenta su prevalencia con la edad, siendo rara antes de los 65 años. En Europa, según un estudio publicado en 2017, en los grupos de 65-74, 75-84 y más de 85 años, la prevalencia es del 0,97%, 7,66% y 22,53%, respectivamente (1). En España, en  2016, la esperanza de vida fue de 83,4 años (86,2 para las mujeres y 80,4 para los hombres) (2); por tanto, somos muy longevos y con toda probabilidad cada vez lo seamos más. En nuestro país puede haber más de medio millón de personas afectadas y unos 44 millones en todo el mundo, aunque las cifras bailan mucho en función de las fuentes consultadas. En lo que todos coinciden es que el número de afectados se incrementará notablemente en los próximos años.

No se conocen las causas de la enfermedad, aunque el inicio de la misma puede empezar dos décadas antes de que se manifiesten los primeros síntomas. Probablemente, la EA sea debida a una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilos de vida. En los cerebros de personas afectadas se han observado depósitos anormales de dos proteínas que forman agregados y desestructuran la arquitectura cerebral: la beta-amiloide y la proteína tau.

Además de la edad, son factores de riesgo: ser mujer (las mujeres suelen vivir más tiempo), padecer síndrome de Down, tener patrones de sueño deficientes o tener un deterioro cognitivo leve, entre otros. Solo el 1% de los casos de Alzheimer pueden atribuirse a factores hereditarios, en estos casos la enfermedad se manifiesta de forma agresiva antes de los 60-65 años. 

Actualmente, los fármacos empleados no son capaces de revertir la enfermedad y, en el mejor de los casos, solo tienen un discreto efecto a la hora de retrasar su sintomatología o mejorar las condiciones de vida del paciente.

La esperanza de vida tras la aparición de los primeros síntomas varía de una persona a otra y va de los 6 a los 15 años o más.

Se ha escrito mucho sobre el papel que juega la dieta o el ejercicio físico en la EA, pero ¿hasta qué punto la dieta o el ejercicio físico pueden prevenir, mejorar o retrasar la enfermedad? Para tratar de responder a estas preguntas vamos a consultar lo que dicen los últimos metaanálisis y revisiones sistemáticas publicados en PubMed en los últimos cinco años.


PATRONES DIETÉTICOS

La dieta puede ser uno de los factores de riesgo que puede ser modificado y, por tanto, podría contribuir a la prevención de la EA (3). Una dieta saludable está asociada con una reducción del riesgo de demencia (4). Uno de los patrones dietéticos que podrían asociarse con un menor riesgo de deterioro o a un mayor rendimiento cognitivo es el modelo de dieta mediterránea (5678). Además de la dieta Mediterránea, otros enfoques dietéticos, como la Dieta MIND*, o la dieta DASH**, también parecen tener un efecto protector (9), así como una dieta rica en mariscos; en cambio, una dieta poco saludable rica en azúcares y grasas puede llegar a contribuir al deterioro neurodegerativo (10).

*MIND: Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay, se caracteriza por ser rica en verduras, frutos secos, legumbres, cereales integrales, pescado, pollo, aceite de oliva y una copa de vino al día.

**DASH: Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión, se caracteriza por ser baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y alimentos proteicos magros.


EJERCICIO

El ejercicio físico puede ser un factor de protección frente al desarrollo del Alzheimer o tener un efecto positivo una vez que la EA se desarrolla. El ejercicio mejora el flujo sanguíneo cerebral, aumenta el volumen del hipocampo, mejora la neurogénesis, reduce la pérdida neuronal y preserva el volumen cerebral en regiones vulnerables a la EA. La actividad física tiene efectos beneficiosos sobre la salud general y puede reducir significativamente el riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y diabetes, lo que a su vez puede contribuir a reducir el riesgo de demencia.

La actividad física está asociada con un riesgo reducido de desarrollar Alzheimer en adultos mayores de 65 años. Dado el aumento de la esperanza de vida, y que esta está asociada a un incremento en el padecimiento de la EA, deberíamos alentar a los adultos mayores a incorporar el ejercicio en su vida diaria, y de esta forma tratar de frenar las tasas de la enfermedad (114). Estas tasas pueden verse disminuidas, incluso, con una actividad física moderada (12). El ejercicio también se asocia a una mejora en la cognición del enfermo que padece EA (13141516), aunque no todos los estudios ven clara esta asociación o no pueden llegar a conclusiones definitivas sobre el efecto de la intervención con ejercicio físico (1718 y 19). En todo caso, no todos los tipos de ejercicios parecen proteger de la misma forma, siendo la actividad física en el tiempo libre especialmente protectora frente a la actividad física ocupacional, cuya relación con la EA es menos clara. Por esta razón, es posible que las actividades físicas que estimulen las relaciones sociales y cognitivas sean más efectivas (20). Existe, además, una relación dosis-respuesta entre la actividad en el tiempo libre y el riesgo de demencia; por cada aumento de 500 kcal o 10 MET-h* se ha observado una disminución aproximada del 10% y 13% en el riesgo de demencia por todas las causas y de la EA respectivamente (21).

* 'MET' es un índice fisiológico que describe el costo energético de la Actividad física y se define como gasto calórico por kilogramo de peso corporal por hora de actividad.

En el próximo post te hablaré sobre la relación entre el consumo de ciertos alimentos, el alcohol y el tabaco y el riesgo de padecer EA, o de cómo contribuyen estos a su evolución.




Páginas Webs consultadas:












José María Capitán
dietista-nutricionista





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¿Podemos prevenir o retrasar la aparición del Alzheimer? (2)

¿Podemos prevenir o retrasar la aparición del Alzheimer? (3)
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3 comentarios:

  1. Cómo siempre tus artículos son como una masterclass!!! Gracias por tu trabajo. Besos

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  2. Que resultados obtendríamos al internar a un paciente con Alzheimer en un asilo?

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  3. Como de buena es la dieta dash ayudara a mi abuelo con el alzehimer?

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