La obesidad es incurable, pero tratable
1. La alimentación
Prevenir o tratar la obesidad, ciertos tipos de cánceres, la diabetes tipo 2, pero también las enfermedades del corazón, los accidentes cerebrovasculares, la depresión o la osteoporosis, entre otras enfermedades, está en nuestras manos, o mejor dicho, está en “nuestros pies”.
Déjame que te cuente, cuando estudiaba el Grado de
Nutrición Humana y Dietética en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
(España) era frecuente ver entre los alumnos a individuos afectados por
sobrepeso u obesidad. En la misma facultad se impartía el Grado en Ciencias de
la Actividad Física y del Deporte (CAFD), pero entre los chicos y chicas que lo
cursaban no se observaba esta problemática, ¿por qué crees que ocurría
esto?
En otros artículos te he hablado de la obesidad como
de una enfermedad crónica (1) que se puede tratar, pero
que difícilmente se puede curar. Lo cruel de esta enfermedad consiste
precisamente en que el cuerpo parece tender a volver a alcanzar el máximo peso
que logró alguna vez. Es habitual que una persona que se someta repetidas veces
a dietas de adelgazamiento a lo largo de toda su vida no logre mantener el peso
que desea. Por este motivo, podemos hablar de un fracaso generalizado de las dietas de adelgazamiento a medio y largo
plazo. Si padeces esta enfermedad sabrás de qué te hablo, ya que habrás
experimentado más de una vez un gran sentimiento de frustración al comprobar
esto que te comento. Quizás hayas achacado este fracaso a la falta de
adherencia a tu dieta, a que la abandonaste o a que no la mantuviste suficiente
tiempo, pero no es así, o desde luego no es solo eso, de hecho serías injusto
contigo mismo si lo pensaras o si te fustigaras por ello.
La obesidad es generada y estigmatizada por la propia sociedad en la que vivimos |
Antes de continuar me gustaría dejarte algo claro, “el
mejor tratamiento para la obesidad es su prevención”, es decir, es no
desarrollarla jamás y en especial evitarla durante la infancia (2).
Y esto, en una sociedad obesogénica como la nuestra, puede resultar complicado
para un gran número de personas, ya que el desarrollo de la obesidad no solo
depende de uno mismo, de hecho podemos llegar a ser poco determinantes en su
origen. Sin tratar de hacer una revisión de todos los factores que influyen en
la obesidad, te presento aquí algunas de las causas que justifican que podamos
desarrollarla antes siquiera de que lleguemos a tener ningún control sobre
nuestra propia dieta, te adjunto algunos enlaces a distintas publicaciones para
que compruebes las líneas de investigación que están abiertas, así como algunas
de las certezas que ya tenemos sobre los factores determinantes del desarrollo
del exceso de adiposidad.
Factores que pueden predisponer al desarrollo de la obesidad
- El origen étnico y la predisposición genética, así como factores
ambientales y epigenéticos (3).
- El peso de los progenitores, si uno de ellos es obeso, existen muchas
probabilidades y si lo son los dos, estas son mucho más elevadas (4).
- El estrés de la madre (7).
- Aumento excesivo de peso de la madre durante el embarazo (8).
- El tipo de parto; si es por cesárea, puede aumentar las posibilidades
de desarrollar obesidad, aunque esto es todavía bastante controvertido (9).
- El incremento rápido del peso en los primeros meses de vida (11).
- El tiempo que dura la lactancia materna, a mayor tiempo menor riesgo (12).
- Uso de fórmulas de leche maternizadas (suelen tener muchas proteínas)
(13).
- Introducción de la alimentación complementaria (cualquier alimento
distinto a la leche) antes de los cuatro meses (14).
- Si en la alimentación complementaria se introdujeron alimentos insanos
como, por ejemplo, cereales dextrinados, potitos u otros alimentos
ultraprocesados ricos en azúcares de esos que llaman “especialmente
diseñados para la alimentación infantil”; o la alimentación en los
primeros años de vida tuvo presencia de otros alimentos obesogénicos.
Debemos tener en cuenta que desarrollar sobrepeso en los primeros años es
un factor importante que predispone a ser obesos el resto de la vida (15).
- Obligar al niño a comer a pesar de que este no tenga hambre y manifieste
una negativa clara a la ingesta (18).
- El uso de alimentos obesogénicos como recompensa (19), ya sabes: “si te lo comes todo, te
doy un huevo de chocolate con un juguete dentro” (no quiero nombrar
marcas).
- Vivir en un hogar monoparental (23).
- Las características socioeconómicas del hogar de nacimiento (24), (25), y es que desgraciadamente la
pobreza es un fuerte factor predictivo.
- El nivel cultural de los progenitores, esto es una constante de muchos
de los estudios a los que te he hecho referencia y que como dice mi
estimado Dr. Federico Soriguer, "La causa más importante de la
obesidad, sin duda alguna y más que ninguna cuestión que tenga que ver con
los genes, es la incultura y la falta de estudios" (26).
- Comer mientras se ve la televisión (27).
- Exposición al marketing alimentario de alimentos y bebidas poco
saludables (28).
- Las horas que el menor pase viendo la televisión (29).
- El uso de determinados fármacos como los antibióticos durante los
primeros años de vida (30) debido a las alteraciones que
producen en la microbiota intestinal.
- Las horas insuficientes de sueño (31).
Y todo esto, como te digo, antes de ser capaces de
decidir qué nos llevamos a la boca.
Por tanto, creo que podemos afirmar con cierta
contundencia que la obesidad, lejos de ser responsabilidad del propio individuo
que la padece, es una consecuencia lógica y casi inevitable de nuestro sistema
social y de nuestros estilos de vida; y que si perder peso es difícil, mantener
el peso alcanzado es aún mucho más complicado. Dicho esto, ¡no te desanimes!,
porque aunque padezcas de obesidad, puedes controlarla con un tratamiento eficaz
y mejorar con ello tu calidad y esperanza de vida.
Tratamiento eficaz de la obesidad
En este apartado no te voy a dar recetas mágicas, ni
te voy a hablar de dietas milagros o de productos prodigiosos, ni tampoco te
voy a recomendar que compres “mi libro” (no tengo ningún libro publicado), o
que vengas a mi consulta (ya no paso consulta), en este apartado te voy a ser
completamente sincero; el abordaje de la obesidad pasa necesariamente por
cuatro ejes fundamentales: la alimentación, la salud emocional y la promoción
de la actividad física junto a la disminución de las actividades sedentarias.
Por ello, te animo a buscar a un equipo interdisciplinar para que te
ayude a su control, un equipo que cuente preferentemente con un buen
dietista-nutricionista, un psicólogo y un graduado en ciencias de la
actividad física y del deporte.
La alimentación en el tratamiento de la obesidad, no
solo pasa por reducir el aporte energético, se deben modificar hábitos y
actitudes frente a la misma. Esta debes basarla en alimentos de origen vegetal,
en la que moderes la ingesta de alimentos de origen animal y evites el consumo
de alimentos ultraprocesados y del alcohol. Pero además, la alimentación debe
volver a ritualizarse: comer sentados y en compañía, disfrutando de una charla
tranquila; evitar cualquier distracción que provenga de una pantalla, centrando
nuestra atención en la comida; dedicar tiempo a la cocina y disfrutar de ella
son algunos de los aspectos básicos que debemos potenciar.
2. Las emociones
A veces comemos para olvidar, parece que los problemas
de la vida son menores cuando experimentamos algún tipo de placer que nos lo
hagan más llevaderos y, claro, comer es algo sumamente agradable, especialmente
si tiene “doble de chocolate” y un “buen relleno de nata”. No podemos
culpabilizarnos por ello, en cierto modo estamos condicionados; todos los
momentos agradables de nuestra vida como han sido las fiestas de cumpleaños,
los días festivos, las salidas con los amigos a la playa o al campo, nuestra
asistencia a bodas o bautizos se han rodeado siempre de dulces, patatas chips,
helados y "cervecitas", por tanto, es lógico que cuando nos sintamos
mal recurramos a aquello que asociamos con un mayor bienestar. Tenemos que
trabajar nuestras emociones para que los sentimientos de frustración,
desasosiego, miedo, pena, preocupación, tristeza o excitación no los
canalicemos a través de la comida. Sí, no eres el único, todos hemos crecido en
una sociedad que ha promovido la obesidad ya desde las primeras papillas
azucaradas, de esas que son "de venta en farmacias”.
3. El sedentarismo
Vivimos en una sociedad sedentaria: “mucha pantalla y
poca caminata”. El precio de nuestros actuales hábitos de vida no solo se
manifiesta con una mayor dificultad en mantener un peso saludable, el
sedentarismo afecta a la masa muscular, a una mayor debilidad ósea, un peor
estado del sistema inmunitario y a una peor circulación sanguínea, entre otros
inconvenientes para nuestra salud. Que una persona vaya al gimnasio no indica
que a la vez no sea sedentaria. Ir cuatro horas semanales al "gym" no
contrarresta las cuatro horas diarias que nos pasamos frente al televisor
viendo series y películas.
Según datos de la OMS, la inactividad física es el
cuarto factor de riesgo en la mortalidad a nivel mundial, alcanzando al 6% de
las muertes y estimándose que es la causa principal de aproximadamente un
21%-25% de los cánceres de mama y de colon y del 27% de los casos de diabetes.
Prevenir o tratar la obesidad, ciertos tipos de cánceres, la diabetes tipo 2, pero también las enfermedades del corazón, los accidentes cerebrovasculares, la depresión o la osteoporosis, entre otras enfermedades, está en nuestras manos, o mejor dicho, está en “nuestros pies”.
4. La actividad
física
Definimos la actividad física como cualquier
movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que implique un
gasto energético. Para combatir la obesidad te propongo actuar a tres niveles.
a) Aumenta la actividad física no
estructurada. Esta incluye las actividades cotidianas de la vida diaria:
caminar para ir a la facultad o al trabajo, subir las escaleras de casa en
lugar de coger el ascensor o realizar tareas del hogar como barrer, limpiar el
polvo y lavar la vajilla.
b) Aumenta la actividad física, estructurada o
ejercicio físico. Son las actividades físicas que tienen como objetivo
mejorar la condición física: practicar regularmente gimnasia, montar en
bicicleta, ir a la piscina a nadar o hacer senderismo los fines de semana
con toda la familia.
c) Práctica deporte. El deporte es la práctica de
ejercicio físico de forma reglada. Su finalidad no es competitiva, sino
recreativa: fútbol, baloncesto, tenis, etc. Su práctica regular requiere
que tengas cierta preparación previa para que evites lesiones que puedan
desanimarte y te ahorres más de una visita dolorosa al "fisio".
En función de tu edad, salud previa y preparación
física, podrás, de una forma progresiva y con el debido asesoramiento técnico,
aumentar tus tres niveles de actividad. Por experiencia te digo que solo podrás
aspirar a tener éxito si consigues “engancharte” al “movimiento” de un modo
permanente, en caso contrario, solo con la dieta, en la mayoría de los casos no
será suficiente, incluso aunque tu grado de adherencia a la misma sea elevado,
¿recuerdas ahora la pregunta que te formulaba en el primer párrafo?
José María Capitán
dietista-nutricionista
Este artículo ha sido traducido al italiano por
Vicenzo Neglia para su blog
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