Encuentro clave el próximo 5 de
noviembre: #CRC19
En España, como regla general, no se contrata al dietista-nutricionista (D-N) en la
sanidad pública, a
pesar de ser uno de los países del mundo donde la obesidad y otras patologías
relacionadas con el “mal comer” afectan a más ciudadanos; en los colegios, la administración pública se está planteando introducir a otros profesionales sanitarios para impartir talleres de educación nutricional, desplazando a aquellos que cuentan con formación específica para el desempeño de esta tarea; y la industria
alimentaria, que sí cuenta con tecnólogos de los alimentos, tampoco parece
estar todavía lo suficientemente concienciada como para que la figura del
experto en nutrición trabaje en sus equipos de I+D y control de calidad. Sin embargo,
hay un sector donde la figura del D-N sí parece cobrar una mayor relevancia y en el que se hace imprescindible su labor: la
restauración colectiva. Como ejemplo de ello, en Andalucía, las empresas de restauración deben contar con un D-N, o al menos con un técnico en dietética, para elaborar
los menús en los centros escolares, y la Universidad de Sevilla (US) exige como
requisito que un D-N elabore los menús y controle su calidad en aquellas empresas hosteleras que ofrezcan sus servicios en
los comedores universitarios; al mismo tiempo, la empresa que debe controlar la calidad higiénico-sanitaria
y nutricional de los menús servidos en los comedores universitarios de la US, también
debe contar con un D-N, según exige el pliego de condiciones que rige la contratación de este servicio.
La restauración colectiva mueve millones de euros cada año y está obligada a mejorar sus servicios a una población que cada vez come en más ocasiones fuera de casa. No hay empresa de catering en España, que tenga cierta relevancia, que hoy por hoy no cuente en su equipo de profesionales con al menos un
graduado o diplomado en nutrición humana y dietética; pero, ¿cuál es la razón de que ocurra esto?
Para una empresa de restauración colectiva tener en su plantilla a un D-N le reporta una serie de valores añadidos a los que no puede renunciar: