sábado, 30 de noviembre de 2019

SER DIETISTA-NUTRICIONISTA EMPRESARIO: LA HABITACIÓN SALUDABLE

Entrevista a Jorge Jaldón 



Carlos García, Cristina Sánchez, Jorge Jaldón y Lourdes Quiñones
Con este artículo comienzo una serie posts en los que voy a contarte las experiencias laborales o empresariales de algunos compañeros que están teniendo éxito en su devenir profesional.

El dietista-nutricionista, en general, no está incorporado a la sanidad pública en España, y al ser una profesión relativamente nueva es todavía muy desconocida, por lo que no es siempre sencillo encontrar un buen trabajo que te permita ejercer como tal. Una muy buena opción para ti puede ser la de crear tu propia empresa y ofrecer tus servicios a terceros.

Hoy te cuento la experiencia de La Habitación Saludable (LHS). Esta iniciativa me ha parecido conceptualmente una idea genial y por ello me he acercado a sus instalaciones para hacer una entrevista a su director, Jorge Jaldón, que además de ser dietista-nutricionista es farmacéutico, tecnólogo de los alimentos y amigo. Conozco a Jorge desde hace años, él ofrece sus servicios a tres de los seis comedores de la Universidad de Sevilla dependientes del Servicio de Asistencia a la Comunidad Universitaria (SACU). He tenido la oportunidad de trabajar estrechamente con él para hacer realidad la implantación de un menú saludable y sostenible para toda la comunidad universitaria: el "Menú Me Gusta". Actualmente, es vocal en la Comisión de Restauración Colectiva del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN) y padre de dos niños maravillosos de ocho y cinco años de edad.

El local donde me hallo, está ubicado en el barrio sevillano de los Bermejales, es uno de los tres recintos de los que dispone su empresa. El segundo centro está situado en Tomares, un pueblo a siete km de Sevilla, y el tercero en Granada; este último dirigido por Carlos, socio de Jorge, que como él es otro loco de la nutrición y de los hábitos saludables.

martes, 26 de noviembre de 2019

COMEMOS LO QUE PODEMOS, LO QUE APRENDIMOS, PERO SOBRE TODO, LO QUE SENTIMOS

Emociones, educación, conciencia y obesidad



La ingesta de alimentos está regulada por las sensaciones de hambre y saciedad, lo que explica la razón por la que comemos o dejamos de hacerlo, pero no explica la selección que hacemos de los alimentos que construyen nuestra alimentación.

Los alimentos para nosotros también son emociones, comemos no solo para nutrirnos, comer nos proporciona placer y bienestar, pero también puede despertar en nosotros angustias y miedos. Los alimentos que para algunos son un deleite, para otros generan asco o repulsa: carne, caracoles, insectos, leche, queso azul, huevos fermentados, aceitunas o fresas, son solo algunos ejemplos que dividen a los hombres y mujeres entre adoradores y odiadores de estas viandas.

Son muchas las razones que explican que no todos comamos igual, que no a todos nos guste lo mismo, o que no todos deseemos comer de la misma forma.


Factores que influyen en la ingesta de alimentos:

Gestación y lactancia. Nuestras preferencias o aversiones alimentarias ya se ven condicionadas desde la gestación y la lactancia. Una alimentación variada y saludable durante estos periodos favorecerá que el bebé acepte comer de un modo variado y saludable con posterioridad. Los sabores de los alimentos que consume la madre se vuelven familiares, primero para el feto y después para el lactante, y aquellos que no consume su progenitora se tornan sabores extraños, no reconocibles, y su tendencia será la de rechazarlos.

Alimentación en la primera infancia. Los primeros alimentos que consuma el menor construirán su universo de sabores y determinará sus hábitos y preferencias alimentarias. Por ello, no será lo mismo enseñarle a comer frutas, verduras, cereales integrales, legumbres o huevos, que papillas (potitos) de farmacia, cereales dextrinados, galletas o yogures azucarados. El sabor excesivamente dulce o salado de los alimentos ultraprocesados le impedirá apreciar correctamente el sabor natural de aquellos que debe aprender a comer, y podrá condicionar su paladar el resto de su vida, prefiriendo sabores más artificiales y alimentos menos saludables.

La familia y los hábitos aprendidos en el hogar. El momento de la comida debería seguir siendo el momento de la familia, el momento en el que se sabe del otro y se le escucha, y no el de los móviles, la televisión o la tableta. Nuestros desayunos, almuerzos y cenas se han desritualizado y han dejado de ser conviviales. ¿Cómo se comía en tu casa?, ¿el ambiente era tenso o relajado?, ¿se hablaba o se permanecía en silencio?, ¿había que comérselo todo antes de levantarse de la mesa?, ¿los domingos se pedía una pizza o se comía paella?