La preconsulta.
La honestidad como principio irrenunciable.
En el próximo post hablaré de qué aspectos se deben tener en cuenta a la hora de plantear una primera consulta de pérdida de peso y por qué he evitado en todo momento a lo largo de este artículo denominar como "paciente" a nuestro cliente/alumno.
Mi experiencia combatiendo la obesidad ha
consistido en tres años de actividad clínica continuada en una consulta, más
otros 18 años en los que me he dedicado fundamentalmente a la educación
nutricional, impartiendo cursos, seminarios y desarrollando programas de salud
alimentaria. Durante este último periodo de 18 años, el asesoramiento
nutricional individualizado ha tenido un protagonismo secundario en mi
actividad profesional, quizá por este motivo he podido plantear las consultas
de un modo un tanto diferente a lo habitual, desde mi óptica de educador y sin
la presión de tener que vivir de ello.
En este post y en los siguientes me
dispongo a contarte algunos de mis secretos, aquellos que me han ido
funcionando a lo largo de los años y que hoy quiero compartir contigo por si
alguno de ellos te resultara útil en tu práctica profesional como experto en
nutrición.
Cuando un cliente solicita una cita para
asesorarse y bajar de peso, le hago una serie de preguntas previas a través del
teléfono:
- ¿Por qué quiere bajar de peso?
- ¿Cuánto pesa?, ¿cuánto mide? y ¿cuántos kilos
quiere bajar?
- ¿En cuánto tiempo quiere bajar esos kilos?
- ¿Cómo quiere bajar de peso?
- ¿Está dispuesta a iniciar un programa para
aumentar su actividad física?
- ¿Tiene alguna dieta especial motivada por
problemas de salud, filosofía o religión?
Dependiendo de las respuestas a estas
preguntas, le daré una cita o desestimaré convertirlo en mi alumno.
¿Por qué quiere bajar de peso?
Hay varios motivos por lo que es aceptable
asesorar a un futuro alumno para inducirle a una bajada de peso si así lo
demanda. Los motivos más habituales son la salud y la autoestima.
Querer encontrarse mejor, querer prevenir
ciertas enfermedades que derivan de la obesidad, paliar los efectos negativos
de una patología ya existente susceptible de verse mejorada tras la pérdida de
peso, prepararse para una intervención quirúrgica, querer sentirse más
atractivo, gustarse más a uno mismo, favorecer la posibilidad de encontrar con
mayor facilidad una pareja o un trabajo son, con algunos matices, algunos de
los motivos que considero válido y que no impedirán que lo instruya en su
camino a la normalización de su estado ponderal.
No considero aceptable, y, por tanto, será
motivo de que rechace la petición de atenderlo en consulta, cuando esta persona
viene porque su marido, su mujer, su padre, su madre, su hijo, su hija o quien
sea quiere que baje de peso. En este caso, en el que no hay una motivación
propia, será completamente inútil el asesoramiento, no dará resultado alguno por
lo general, y será una pérdida de dinero para el cliente y de tiempo y
prestigio para el profesional.
¿Cuánto pesa?, ¿cuánto mide? y ¿cuántos
kilos quiere bajar?
Las respuestas a estas tres preguntas nos
deben indicar si las pretensiones de pérdida de peso son razonables, así
como la horquilla de tiempo que el individuo podrá necesitar en su tratamiento,
aunque solo sea de un modo aproximado.
Por lo general, no deberíamos aceptar como
cliente a un individuo que aspire a perder peso más allá de lo que como
profesionales estimemos que es saludable o cuando ya está en el límite inferior
de lo que sería un peso adecuado a su edad y talla. Una excepción a esta regla la
he aplicado entre deportistas de élite que tienen seguimiento médico y
necesidad de dar un peso máximo para poder competir. En este caso se les guiará
en la pérdida o control de peso, pero siempre sin perder de vista el principio
de la preservación de la salud. En estos casos, ambos facultativos, el
nutricionista y el médico, deben coordinarse para lograr la estrategia más
favorable para la salud del atleta y la consecución de sus objetivos.
¿En cuánto tiempo?
El alumno no debe tener prisas. La pérdida
de peso debe ser la consecución de haber normalizado sus hábitos alimentarios y
no de realizar dietas excesivamente restrictivas y/o poco saludables. Cuando la
persona aspira a perder muchos kilos en poco tiempo, por lo general más de
cuatro kilos al mes, rechazo asesorarle. Las pérdidas excesivas en poco tiempo
suelen propiciar el efecto yoyó, es decir, el rebote a la hora de volver a coger
los kilos previamente perdidos, con las consecuencias negativas que ello puede
acarrear para la salud en el medio y largo plazo. Este efecto yoyó es uno de
los responsables de que se perpetúe el problema de la obesidad. Efectivamente,
las dietas engordan y las dietas leoninas engordan mucho más.
¿Cómo quiere bajar de peso?
No admito aquellas personas que vienen con
una dieta bajo el brazo. En un mundo saturado de información, a veces, el cliente
viene ya con una idea de lo que quiere hacer y busca en nosotros que le digamos
como ejecutar de la mejor forma posible esa dieta que le ha funcionado a su
vecino, que ha leído en una revista o que le han aconsejado en algún foro de
Internet. Este tipo de dietas son de lo más variopintas: disociadas,
depurativas, alcalinizantes, macrobióticas, Dukan, etc.
Es necesario que se entienda desde un
principio que solo se le asesorará desde la premisa de la normalización de sus
hábitos dietéticos y que la bajada de peso siempre tiene que ir acompañada de
una búsqueda de mayor salud.
¿Está dispuesta a iniciar un programa para
aumentar su actividad física?
Solo admito a clientes que estén
dispuestos a realizar o a incrementar su actividad física de modo regular, a no
ser que exista algún impedimento orgánico para su desempeño. Como profesionales
de la salud no podemos desligar la alimentación de la actividad física. Somos
la única “máquina” que se desgasta con la falta de uso.
Las pérdidas de peso siempre serán mucho
más duraderas y estables en el tiempo si logramos que la persona adquiera
hábitos en la práctica de algún deporte o actividad física, como por ejemplo
caminar cada día. Si la persona pudiendo hacerlo nos indica que no está
dispuesta a ser mínimamente activa, debemos sopesar si nosotros estamos
dispuestos a fracasar y con ello a enturbiar nuestro propio prestigio
profesional.
Como sanitarios debemos comprometernos con
nuestros alumnos y con sus deseos de mejorar sus vidas, pero este compromiso
debe ser mutuo y debemos buscar en ellos una determinación en la apuesta por su
salud, sin la cual solo seremos uno más de tantos que acumulan fracaso tras
fracaso en el medio y largo plazo en la lucha contra la obesidad.
¿Tiene alguna dieta especial motivada por
problemas de salud, filosofía o religión?
Si llegamos a realizar la sexta pregunta,
esta no será para determinar si vamos a aceptar o a rechazar a nuestro posible
alumno, porque ya tendremos ese nuevo alumno. Esta pregunta nos ayudará,
sobre todo al principio de nuestra actividad profesional, a preparar mejor
nuestra primera consulta. Es lógico que al salir de la facultad sin suficiente
experiencia aún no dominemos todos los detalles de las dietas curativas,
paliativas, preventivas o facilitadoras, entre otras, o no conozcamos los
recovecos de todas las dietas de tipo filosófico o religioso que existen, por
ello el saber este dato de antemano nos puede ayudar a preparar mejor la
primera visita y no vernos en el apuro de tener que posponer alguna respuesta.
En el próximo post hablaré de qué aspectos se deben tener en cuenta a la hora de plantear una primera consulta de pérdida de peso y por qué he evitado en todo momento a lo largo de este artículo denominar como "paciente" a nuestro cliente/alumno.
José María Capitán
dietista-nutricionista
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Me parece muy acertado usar el término alumno en lugar de paciente o cliente (el que menos me gusta sin duda). Representa muy bien que lo que se busca es enseñar a alimentarse de forma diferente. Promete ser una serie de entradas muy interesantes.
ResponderEliminarMuy bueno! Enhorabuena por este inicio y espero ver los siguientes.
ResponderEliminarMe encanta esta serie de post!!! Impaciente por el de la primera cita!!! Está guía nos ayuda mucho a los futuros nutricionistas....que en el 4 año estamos al fin cómodos en la Facultad pero muy perdidos en la calle.....Felicidades!!!
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