lunes, 21 de agosto de 2017

III. ASESORAMIENTO PERSONALIZADO PARA LA PÉRDIDA DE PESO

Segunda consulta: en su casa, no en la mía


En la preconsulta seleccionamos a nuestro alumno y en la primera consulta recogimos todos los datos necesarios para poder ayudarlo y le dimos los primeros consejos educativos.

En la segunda consulta vamos a seguir profundizando en su educación nutricional, teniendo como base lo que ha sido capaz de practicar desde la primera consulta, además le seguiremos conociendo mejor, pero esta vez en su propio entono, en su hogar.

Concertamos la entrevista en su casa, haciéndola coincidir con la presencia de toda la familia o personas con quienes se comparta la vivienda. Necesitamos que todos entiendan lo que nuestro alumno está haciendo y sus implicaciones para su salud y bienestar. Les invitaremos a que lo apoyen y a compartir hábitos saludables. En la medida en la que todos se conciencien de la importancia que tiene una alimentación saludable sobre su calidad y esperanza de vida, la probabilidad de éxito será mayor

Desarrollaremos el siguiente programa:

1. Revisión del registro de alimentos y de los objetivos marcados en la primera consulta.

2. Comprobación y clasificación de los alimentos guardados en la alacena.

3. Comprobación y clasificación de los alimentos guardados en el frigorífico.

4. Comprobación del tipo de menaje usado para cocinar y para comer.

5. Nuevos objetivos dietéticos y de actividad física.


En esta consulta no tomamos datos antropométricos.


1. Revisión del registro de alimentos y de los objetivos marcados en la primera consulta

En no pocas ocasiones me he encontrado que el alumno ha olvidado registrar la actividad física y los alimentos consumidos durante los tres días previos a la consulta. Para evitar esto, suelo hacer un recordatorio telefónico o mediante WhatsApp 4 días antes y le animo a que sea meticuloso en la tarea encomendada.

El análisis del registro de alimentos y de actividad física nos indicará hasta qué punto podemos seguir avanzando con nuevos consejos o tendremos que ser más modestos y consolidar antes lo logrado al no cumplirse, o cumplirse solo parcialmente, los objetivos marcados en la primera sesión. Averiguar cómo se ha sentido, las dificultades que ha experimentado y su grado de motivación nos ayudará a perfilar la tercera consulta junto con el resto de datos que recojamos durante esta visita.


2. Comprobación de los alimentos guardados en la alacena

Tras pedir permiso y evitando en la medida de lo posible que se sienta incómodo, supervisaremos los alimentos que se hallan en la alacena. Preferentemente, no avisaremos con anterioridad de que vamos a realizar esta actividad.

Distinguiremos entre aquellos alimentos que forman parte de los que se ha comprometido a consumir en la primera consulta y alimentos ultraprocesados. Indicaremos que los alimentos ultraprocesados no tienen cabida en una alimentación saludable en la que se aspira a alcanzar un equilibrio ponderal y que deben dejar de ser consumidos de un modo paulatino. Entre ellos: dulces, galletas, sopas de sobre, cremas de chocolate, zumos industriales, refrescos, caldos de carne, snacks salados, etc. Señalaremos en esta consulta, de modo especial, aquellos que tienen azúcar añadido.

A medida que vayamos descubriendo los alimentos almacenados, aplaudiremos la presencia de los alimentos saludables detectados (frutos secos sin procesar, legumbres, frutas, hortalizas y cereales integrales como el arroz o el pan) y pondremos en “cuarentena” a los alimentos ultraprocesados, identificándolos y explicando el motivo de los inconvenientes de su consumo: exceso de azúcar, de sal y/o de grasas de mala calidad, exceso de potenciadores del sabor y pobreza de micronutrientes; en definitiva, una matriz alimentaria pobre, alterada o degradada.

Comprobaremos, además, si la colocación en la alacena de los alimentos está dispuesta en función de su fecha de caducidad, si existen latas abolladas o envases mal conservados, así como todo aquello que sea susceptible de mejora.


3. Comprobación de los alimentos guardados en el frigorífico

Del mismo modo, tras pedir permiso, nos adentraremos en ese inhóspito mundo de la nevera y del congelador y seguiremos con nuestra clasificación: alimentos que forman parte de nuestros objetivos iniciales y alimentos ultraprocesados. Además, internamente tomaremos nota de todo aquello que nos llame la atención como los tipos de carnes y pescados, alimentos envasados, comida preparada conservada, material de fabricación de las fiambreras, etc.

Suelo revisar también la temperatura (4 ºC en la nevera y -18 ºC en el congelador son temperaturas correctas), la fecha de caducidad de los productos almacenados y si los alimentos están bien colocados dentro de la nevera; muy especialmente que los alimentos ya cocinados se encuentran en la parte superior y debidamente protegidos, que las carnes, pescados y mariscos frescos se encuentran en la parte inferior y en fiambreras con rejillas para preservarlos de la humedad y que las frutas y verduras estén colocadas en los cajones inferiores.  Observo la higiene general de la nevera, siendo muy prudente a la hora de plantear medidas correctoras en este sentido.


4. Comprobación del tipo de menaje usado para cocinar y para comer

Comprobaremos el buen estado de las sartenes, si tiene olla a presión, microondas, horno, batidora y panificadora, entre otros. Este último electrodoméstico es de gran utilidad.

En España, al igual que en otras partes del mundo, el pan suele ser de pésima calidad y hacer pan en casa con materia prima de calidad se me antoja una necesidad. El uso de la panificadora es muy sencillo y las múltiples recetas que se pueden elaborar en ella la hacen imprescindible en toda cocina que presuma de saludable: pan con harina de espelta o centeno; con semillas de girasol, chía o calabaza; con condimentos como el comino o el curry o verduras como la cebolla o el ajo hacen que el pan vuelva a adquirir su verdadera dimensión de alimento básico. Sin duda, recomiendo siempre la adquisición de este pequeño electrodoméstico que ocupa apenas el espacio de un microondas.

Lo más importante de este apartado es comprobar el tamaño de la vajilla. La percepción de la saciedad tiene que ver con el tamaño del plato, nos sentimos saciados cuando lo vaciamos. A platos mayores, mayor ingesta de comida y en los últimos años los platos han aumentado mucho su diámetro (enlace). Será interesante mostrar el tipo de plato más adecuado para el servicio de la comida, trayendo en nuestro maletín uno del tamaño recomendado para que sirva de referencia. A veces el plato de postre de la vajilla habitual puede ser el indicado.


5. Nuevos objetivos dietéticos y de actividad física.

En función de nuestro alumno, de su motivación y grado de compromiso, daremos uno o más de los siguientes pasos en su proceso de aprendizaje:
  • Consolidar los compromisos adquiridos en la primera consulta (básico e irrenunciable). 
  • Si no se adquirió el compromiso de modificar la alimentación en los cinco primeros puntos planteados en la primera consulta, avanzaremos en esa dirección, añadiendo los puntos que faltan al cambio de hábitos dietéticos de nuestro cliente.
  • Detectar el azúcar añadido en los productos ultraprocesados y evitar su consumo en todos ellos. Es importante que se dejen de adquirir los productos con azúcar añadido, extendiendo el compromiso de alimentación saludable al resto de la familia.
  • Servirse en el plato habitual o en uno grande, el primer plato de ensalada o verdura cocinada.
  • Servirse en el plato de referencia (plato pequeño) el segundo del menú.
  • Revisar los compromisos de actividad física y si es posible aumentarlos dentro de las posibilidades del alumno.
  • Hacer un nuevo registro de alimentos, esta vez, solo dos días antes de la próxima consulta.

En el próximo post, nuestro alumno aprenderá a comprar en el súper, a leer el etiquetado de los alimentos y seguirá adquiriendo, con paso firme, hábitos saludables que le ayuden a cumplir sus objetivos de pérdida de peso.




José María Capitán
dietista-nutricionista



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