lunes, 31 de agosto de 2020

DIETAS VEGETARIANAS, ¿QUÉ DICEN LOS ÚLTIMOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS?

Lo que se cuece en la cocina de la ciencia cuando en el menú no hay carne


El amor y respeto a los animales, la sostenibilidad
medioambiental, la salud o factores de tipo 
religioso están entre las principales motivaciones
 para seguir una dieta vegetariana
Los vegetarianos constituyen una minoría significativa en la población mundial. Existen muchos tipos de vegetarianos. Los menos estrictos son los ovo-lacto vegetarianos, que consumen huevos y lácteos y excluyen de su alimentación las carnes y pescados. Los más estrictos son los veganos, que no toman carne ni pescado, pero tampoco huevos, productos lácteos ni miel. Los vegetarianos o veganos, además, pueden intentan evitar en mayor o menor grado cualquier producto de procedencia animal en su vida diaria: en productos de limpieza, cosméticos, ropas, etc. Las principales motivaciones que pueden llevar a alguien a excluir estos alimentos de su dieta pueden ser el amor y el respeto a los animales, querer llevar una dieta más saludable, razones de sostenibilidad medioambiental, seguir algún precepto de tipo religioso o una combinación de algunas o de todas ellas. Muchos estudios han relacionado a los seguidores de dietas vegetarianas con una menor prevalencia de ciertas enfermedades. La mortalidad, en general, parece ser menor, comparándola con la de la población general y la salud a largo plazo parece ser buena (1).

Las dietas vegetarianas están respaldadas por las academias de nutrición más importantes de todo el mundo, entre ellas, La Asociación Americana de Nutrición y Dietética (2016), que se posiciona indicando que: 

Las dietas vegetarianas, incluidas las veganas, debidamente planificadas, son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proporcionar beneficios para la salud para la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades. Estas dietas son adecuadas para todas las etapas del ciclo de vida, incluido el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez, la adolescencia, la edad adulta y para los deportistas. Las dietas a base de plantas son más sostenibles desde el punto de vista medioambiental que las dietas ricas en productos animales porque utilizan menos recursos naturales y se asocian con mucho menos daño medioambiental […] (2).

Precisamente, el informe de la ONU sobre el cambio climático de agosto de 2019 pedía un cambio en la alimentación humana para que esta redujera su consumo en carnes y basara su alimentación en dietas de origen vegetal (3).  
Sobre la base de que las dietas vegetarianas parecen ser más sostenibles y saludables, vamos a revisar los principales metaanálisis y revisiones sistemáticas publicadas en PubMed en los últimos cinco años para comprobar hasta qué punto las investigaciones más recientes que proporcionan mayor evidencia científica corroboran o no estas apreciaciones.


El vegetarianismo no es una moda, es una tendencia

miércoles, 5 de agosto de 2020

EL CAMINO TORTUOSO DE SER TÉCNICO SUPERIOR EN DIETÉTICA

TSD vs. GNHD


Hace muchos años cursé los estudios de Técnico Especialista en Dietética y Nutrición (TEDN), titulación que fue sustituida y convalidada por la del actual Técnico Superior en Dietética (TSD); posteriormente hice el Grado en Nutrición Humana y Dietética (GNHD) y un máster en agroalimentación.

En este artículo voy a tratar un tema muy delicado que abordaré con el máximo respeto y tacto posible para evitar herir, en la medida de lo posible, ciertas sensibilidades; no obstante, no omitiré nada de lo que tengo que decir, por lo que no dudo que más de uno se sentirá molesto conmigo y me calificará como persona no grata a partir de ahora.


Cuando estudié la especialidad técnica en dietética no existía el Grado de Nutrición Humana y Dietética en España. Al finalizar mis estudios hice tres años de voluntariado en los que adquirí una gran experiencia en nutrición clínica. Posteriormente, me dediqué a la docencia impartiendo talleres y cursos sobre educación alimentaria, dietética, nutrición, bromatología o dietoterapia, trabajando para decenas de entidades durante años. Durante todo este tiempo también he tenido la oportunidad de prestar mis servicios en restauración colectiva, investigación, promoción de la salud y nutrición comunitaria, entre otras muchas actividades. Desde que terminé mis estudios técnicos nunca dejé de trabajar y pronto adquirí un gran rodaje que me facilitó tener aún más trabajo, hasta que finalmente obtuve una plaza como dietista en el ayuntamiento de mi ciudad.

Poco después de terminar mi formación profesional aparecieron las primeras promociones de Diplomados en Nutrición Humana y Dietética, pero esto no suponía ninguna amenaza para aquellos primeros dietistas que nos habíamos posicionado en distintos menesteres. De hecho, un grupo reducido de técnicos copamos puestos relativamente relevantes en instituciones públicas y privadas, adquiriendo cierta responsabilidad y contribuyendo al éxito de nuestras empresas. En aquella época, prácticamente, no existía la consulta privada del técnico para tratar obesidad o cualquier otra patología.

No fue hasta unos años después que los TEDN y TSD empezamos a ver que se complicaba nuestro quehacer profesional ante la irrupción, del Diplomado primero, y del Graduado después. Tras once años impartiendo cursos de formación con excelentes resultados y buenas valoraciones por parte de mi alumnado, las empresas contratantes dejaron de llamarme y prefirieron hacerse con los servicios de docentes universitarios, requisito impuesto por la administración para la concesión de las "acciones formativas". Recientemente, otras compañeras dietistas, magníficas profesionales y queridas amigas, que habían trabajado durante décadas para empresas de restauración colectiva, fueron despedidas y sustituidas.

La situación actual dibuja un panorama cada vez más complicado para trabajar como técnico al mismo nivel que lo hacíamos hace tan solo unos años. Se reduce mucho el campo de actuación y proliferan las consultas privadas como, casi, única salida profesional viable. Todo ello, a pesar de las limitaciones que muchas comunidades autónomas ponen al técnico en dietética para abrir consulta y ejercer, y desde las dudas legales respecto a que se pueda tratar patologías tan complejas y difíciles de abordar como la obesidad por un profesional no universitario.

Por otra parte, el técnico, cada vez más acorralado, se siente engañado y abandonado por una administración que no le protege ni le atiende. Al mismo tiempo, se muestra muy enfadado con el graduado, del cual siente que le resta opciones en el terreno laboral, algo que es completamente cierto. Además, esta situación se agrava por la incapacidad crónica del dietista, ya desde sus orígenes, de asociarse de una forma efectiva y luchar conjuntamente por sus intereses, lo cual le hace ser muy vulnerable y carecer de fuerza alguna ante cualquier negociación que pueda mejorar su situación.