jueves, 20 de junio de 2019

DIETISTA-NUTRICIONISTA ESCOLAR ¡YA!

¿Por qué es imprescindible que los dietistas-nutricionistas ejerzamos en los centros educativos? 


Elena Soriano desde el Colegio Británico de
Sevilla: "es fundamental que se normalice
la figura del dietista-nutricionista escolar"
Vivimos en un mundo complejo en el que los problemas alimentarios se extienden a toda la población, aunque los más vulnerables son los menores de edad. En los últimos posts he escrito sobre el creciente problema de las alergias alimentarias (1, 2), que se han triplicado en el periodo comprendido entre 1992 y 2015 (3) y que en los próximos 30 años podría llegar a afectar al 50% de la población, según nos cuenta Xabier Munioitz en un interesante artículo publicado en la revista "Restauración Colectiva" (4). Según la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, en dos de cada tres colegios estudia al menos un menor con riesgo de sufrir un shock anafiláctico. Los resultados de muerte en niños alérgicos como consecuencia de la ingesta de alimentos son relativamente frecuentes y los vemos reflejados periódicamente en los medios de comunicación; el caso más reciente es el de una niña de Palma de tan solo cinco años que murió en el colegio La Salle tras ingerir un alimento al que era alérgica (5). A pesar de los esfuerzos y de los avances propiciados por asociaciones como la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA) (6), los menores que asisten al colegio juegan una verdadera ruleta rusa cada día, ya que no cuentan con un profesional sanitario debidamente formado que pueda atenderlos y velar por su seguridad y su vida; por lo que en la actualidad están desprotegidos.

Por otro lado, los últimos estudios revelan cifras alarmantes sobre la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil, cifras que alcanzan a uno de cada tres niños y niñas en España, según IOTF (7). La obesidad es una patología de carácter crónico (8) que cuando se desarrolla en esta edad tiende a perpetuarse (9), afectando tanto a la calidad como a la esperanza de vida. Debemos entender que en el desarrollo de la obesidad el último responsable es el propio menor (10), en cambio, sí son responsables, y mucho, las administraciones públicas, que tienen la obligación de hacerse eco de esta problemática para poder combatirla con eficacia.

Otras patologías fruto de la mala alimentación, y que antes eran propias solo de la edad adulta, son la diabetes tipo 2, cada vez más frecuente entre los más jóvenes (11), la hipercolesterolemia o la hipertensión infantil. Tampoco nos podemos olvidar de las gastritis, enfermedades odontológicas, enfermedad inflamatoria intestinal o trastornos del comportamiento alimentario, entre otras. En los centros escolares se debería poder actuar sobre todos estos graves problemas, desde la educación y la promoción de la salud, ¡cuánto dinero en gasto sanitario y cuánto sufrimiento nos ahorraríamos!

Los menús escolares deben ser supervisados por un
 dietista-nutricionista para garantizar la seguridad del 
menor y velar por su salud
Para enfermedades como la celiaquía, una correcta alimentación es el único tratamiento posible. Esta enfermedad, de carácter autoinmune, ya afecta al 1% de la población (12), y donde aumenta más su prevalencia es precisamente en la población pediátrica (13). Las consecuencias de no proporcionar al menor una dieta sin gluten con garantías va desde déficits en el crecimiento a problemas gastrointestinales o desnutrición.

Debemos denunciar que en un país como España, en el que las alergias y las intolerancias alimentarias, la obesidad infantil, la diabetes o la hipercolesterolemia en edades cada vez más tempranas son habituales, no se cuente con el profesional sanitario mejor preparado para abordar estos problemas alimentarios en los centros escolares, me refiero por supuesto a la figura del dietista-nutricionista (D-N).

miércoles, 12 de junio de 2019

ALERGIAS ALIMENTARIAS Y ESCOLARIZACIÓN SEGURA

Objetivo: integración del escolar y no discriminación



Kamily en el recreo
El 3 de octubre de 2018, Cristina Galindo, redactora en el “El País”, publicaba un artículo en “El País Semanal” titulado “El misterioso auge de las alergias a los alimentos” en el que escribía: “Las alergias alimentarias se han triplicado en dos décadas en España. El temor a sufrir una reacción grave condiciona la vida de millones de personas. La medicina busca soluciones e intenta averiguar qué se esconde detrás”.

Sin duda, quienes padecen alguna alergia alimentaria pueden vivir situaciones de angustia y temores que pueden afectar a su día a día y, al igual que ocurre con otras enfermedades, las alergias alimentarias necesitan ser visibilizadas, obtener una gran comprensión social y una implicación por parte de todo aquel que rodea al afectado para que este minimice los riesgo que le puede suponer el tener una reacción alérgica. Y mientras la medicina averigua qué se esconde detrás del auge de esta patología, a los profesionales de la nutrición nos toca asegurarnos de que la alimentación cumple en cada una de las persona con las que trabajamos sus funciones principales: mantener un buen estado de salud, evitar enfermedades o reacciones adversas seleccionando adecuadamente los alimentos que vamos a ingerir, y disfrutar del placer que proporciona cada comida.

Objetivo: INTEGRACIÓN
La semana pasada publicaba en tres manzanas para ti un primer artículo sobre esta temática en el que trataba de explicar algunos aspectos básicos sobre las alergias alimentarias, hoy quiero centrarme en uno de los grupos más vulnerables de los que las padecen, los niños. Veremos cómo se debe afrontar una escolarización segura que persiga la integración total del escolar en el centro educativo y te facilitaré distintos enlaces a publicaciones que te pueden ayudar a conocer más y que pueden ser de tu interés.

viernes, 7 de junio de 2019

¿SABÍAS ESTO SOBRE LAS ALERGIAS ALIMENTARIAS?


Alergias alimentarias: un problema creciente


Las alergias alimentarias son cada vez más frecuentes y están aumentando en todo el mundo, tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo. En España, entre los pacientes que van por primera vez a la consulta de un alergólogo se ha triplicado su prevalencia, pasando del 3,6% en 1992 al 11,4% en 2015, según el informe de “Alergológica” de 2015. En este mismo informe se estima que la población alérgica a los alimentos está comprendida entre el 1% y el 3% siendo más habitual en los menores de 3 años que puede alcanzar el 8% (1).

No debemos confundir alergias con intolerancias. La diferencia fundamental entre una alergia y una intolerancia alimentaria es que en la primera interviene el sistema inmunológico, provocando una reacción exagerada a un alimento que es inocuo para la mayoría de las personas. Las reacciones alérgicas pueden originar trastornos cutáneos (inflamación de labios, urticaria, erupciones…), respiratorios (tos, asma, moqueo…), digestivos (diarrea, vómitos, hinchazón…) o sistémicos (afectando a dos o más órganos) e incluso pueden llegar a provocar la muerte. En las intolerancias, en cambio, no interviene el sistema inmunitario; un ejemplo de ello es la intolerancia a la lactosa, cuyo problema es un déficit enzimático que impide una correcta digestión del azúcar de la leche, lo que provoca trastornos de tipo digestivos (cólicos, diarreas, gases) (2, 3).

Las alergias alimentarias son para la mayoría de las personas unas grandes desconocidas y a pesar de ser relativamente frecuentes, no se alcanza a comprender sus implicaciones en el día a día de quienes las padecen; en este post te cuento algunas cosas que quizás no sepas aún sobre ellas.