jueves, 1 de septiembre de 2022

HÍGADO GRASO NO ALCOHÓLICO: DIETAS, ALIMENTOS, FRUTAS, ¿QUÉ SABEMOS?

¿Comer fruta puede dañar el hígado?

 

Hace algunas semanas, cierto “divulgador”, de cuyas redes sociales no quiero acordarme, afirmaba con rotundidad que la fruta no es sana, ya que contiene fructosa y su consumo provoca hígado graso no alcohólico. De hecho, el susodicho, aconsejaba restringir este alimento a un consumo muy esporádico, pero ¿qué hay de cierto en todo esto?



Para averiguar lo que a día de hoy se sabe sobre la alimentación, los alimentos y el hígado graso no alcohólico, vamos a navegar por las bases de datos de Cochrane y PubMed, perfilando la búsqueda con los Descriptores en Ciencias de Salud DeCS/MeSH. Vamos a evitar expresamente buscar información en YouTube, TikTok y en RR. SS. en general. Buscaremos revisiones sistemáticas (RS), metaanális (MA) y ensayos controlados aleatorizados (ECA), en busca de la máxima evidencia científica disponible hasta el momento, ¡a ver que encontramos!, pero antes...

¿Qué es y qué puede provocarlo?

La Enfermedad de Hígado Graso No Alcohólica (EHGNA) es una acumulación excesiva de grasa en el hígado sin que se haya producido abuso de alcohol. Es la enfermedad hepática crónica más común en todo el mundo, ya que puede afectar al 25% de la población adulta, y a 1/3 de la población infantil obesa. Está relacionada con el síndrome metabólico y no existe tratamiento farmacológico disponible por el momento. Esta enfermedad puede no tener síntomas, o bien manifestarse en forma de cansancio, dolor abdominal o malestar general.

La EHGNA puede manifestarse de forma benigna y ser reversible o, con el tiempo, evolucionar a una fibrosis, una cirrosis o incluso cáncer de hígado y, a veces, será necesario un transplante del órgano afectado para la supervivencia del paciente.

Ente los factores que pueden causarla están el sobrepeso y la obesidad, una pérdida de peso rápida, el aumento del nivel de lípidos o de glucosa en sangre, un estilo de vida sedentario, el uso de ciertos medicamentos, quizás algunos factores genéticos y una mala alimentación.