"Los alimentos ultraprocesados"
Javier Sánchez Perona es doctor en CC Químicas, tecnólogo de los alimentos, científico titular del CSIC, trabaja en el Departamento de Alimentación y Salud del Instituto de la Grasa, es profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla en la que enseña Educación Nutricional y Métodos de Investigación en Nutrición, e imparte numerosos cursos sobre oratoria y presentaciones, a alguno de los cuales he tenido la oportunidad de asistir. De carácter amable, muy querido entre sus alumnos, tiene fama de buen docente y de ser muy cercano. Se autodefine como un apasionado por la ciencia, una pasión que deja ver de forma inequívoca en su blog www.malnutridos.com. En las redes sociales es muy activo, especialmente en Twitter, donde lo puedes encontrar, bajo el sobrenombre de "@malnutridos", teniendo interesantísimos debates con otros grandes divulgadores y científicos como el dietista-nutricionista @juan_revenga, los también tecnólogos de los alimentos @beatrizcalidad y @gominolasdpetro, la periodista especializada en temas de alimentación y salud @lauracaorsi o el especialista en alimentación, seguridad alimentaria, nutrición y sostenibilidad @RUrrialde_PhD, entre otros muchos. Personalmente, he tenido la oportunidad de discutir e intercambiar impresiones con Javier sobre algunos de los aspectos que trata en el libro que hoy quiero presentarte y con el que he disfrutado y aprendido muchísimo.
Javier S. Perona con su libro recién salido del horno |
Este pequeño gran libro de poco más de cien páginas, escrito con un estilo claro, didáctico y bien fundamentado, explora una de las temáticas más actuales y debatidas hoy entre los profesionales de la nutrición y de gran parte de la comunidad científica, la de "los alimentos ultraprocesados".
Consumimos una ingente cantidad de alimentos ultraprocesados de forma habitual. Su éxito radica en su gran disponibilidad, los podemos encontrar en todas partes; si vas a repostar gasolina, de paso te llevas una chocolatina; si vas al “chino” a comprar unos tornillos o un "yo qué sé", te llevas también una lata de refresco de cola; y si llevas a los niños al colegio, te llevas un paquete de patatas fritas que adquieres en el kiosco de enfrente. Muchos de estos productos son tremendamente palatables, por lo que genera en nosotros un deseo enorme por su consumo; además, poseen un marketing muy agresivo que propicia que su ingesta sea inmoderada. Otro aspecto que favorece que los consumamos en grandes cantidades es que son poco saciantes y muy deficitarios en nutrientes, por lo que a pesar de aportar una gran cantidad de energía parece que siempre tengamos hambre, aunque nos atiborremos con ellos.