Algunas de las guías más empleadas no cumplen con los requisitos mínimos exigibles: Plato de Harvard, Nutriplato, Plato de Alimentación Saludable…
Las guías alimentarias son herramientas que pueden ser muy útiles para educar y orientar a la población hacia una alimentación más saludable y, también, hacia una alimentación que de forma imperativa debe ser más sostenible. Al contrario, una guía mal diseñada puede conseguir un efecto no deseado. En este artículo voy a tratar de indicar todos aquellos aspectos fundamentales que debería caracterizar a toda guía alimentaria que pretenda cumplir adecuadamente su función; qué objetivos debe perseguir, de dónde debe partir, qué debe tener en cuenta y qué debe aconsejar para que pueda mejorar la salud de las personas y aumentar su esperanza de vida.
Todas las
guías alimentarias deben fomentar hábitos saludables y sostenibles de
alimentación; por tanto, deben indicar qué alimentos deben consumirse
regularmente, cuáles deben moderarse y/o evitarse, y la frecuencia y cantidad con las que debe consumirse cada alimento o grupo de alimentos.
Las guías alimentarias deben tener en cuenta la disponibilidad de los alimentos de la zona y, para favorecer su aceptación y calado entre la población, deben hacer propuestas adaptadas a la cultura y las costumbres saludables de cada región, sin que tengan por ello que renunciar a la propuesta de otros alimentos igualmente saludables. Al mismo tiempo, a través de las guías alimentarias, debemos tratar de corregir aquellos hábitos de consumo que no cumplen criterios de salud y/o sostenibilidad. Otro aspecto relevante a tener en cuenta es la diversidad cultural. Somos una sociedad pluricultural y la identidad cultural también se expresa en las normas y conductas alimentarias de cada grupo social. Las guías alimentarias deben tener en cuenta esta realidad y dar consejos específicos, al menos, para aquellos grupos que cada vez son más numerosos en nuestro entorno. Algunos de estos grupos son los pertenecientes a la comunidad islámica, segunda religión en importancia en un país como España, y aquellos que practican una alimentación vegetariana o vegana y cuya filosofía y estilo de vida modifican sensiblemente su dieta. Las dietas con exclusión de algunos o todos los productos de origen animal son cada vez más populares, especialmente entre la gente joven y las mujeres, y necesitan de una guía que permita minimizar el riesgo de malnutrición, al igual que ocurre con el resto de la población. Al mismo tiempo, las guías alimentarias deben tener en cuenta los déficits y excesos nutricionales y las enfermedades más prevalentes que están relacionadas con ellos, concienciando y orientando a la población sobre cómo prevenirlas desde la adquisición de hábitos saludables (1).