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sábado, 30 de septiembre de 2017

BREVE POST SOBRE LOS COLEGIOS PROFESIONALES DE DIETISTAS NUTRICIONISTAS, SOBRE EL TRABAJO QUE HACEN, EL QUE NO HACEN Y SU FALTA DE EFICACIA


¿Colegios? ¿Para qué?


En ocasiones veo, leo y escucho, como algunos compañeros critican a los colegios profesionales de dietistas-nutricionistas achacándoles su falta de eficacia y que solo sirvan para poco más que para sacar las perras.

Me gustaría invitar a mis colegas a reflexionar sobre "para qué" un colegio profesional, pero para hacerlo antes debemos tener en cuenta que:

• Los colegios lo formamos los colegiados.

• Las acciones de los colegios se llevan a cabo por el conjunto de los colegiados.

• Los colegiados pagamos una cuota que sirve, entre otras cosas, para pagar el local, el teléfono, la luz, el administrativo y cualquier otro gasto de gestión que tiene como objetivo revertir en beneficio del colectivo.

• Las cuentas del colegio pueden consultarse por cualquier colegiado, incluso de una forma detallada.

• Nadie de la junta de gobierno, incluyendo el decano, ni de las comisiones de trabajo, en la mayoría de los colegios de España, cobramos un euro por nuestra labor, ni por el tiempo que dedicamos al colegio.

• Los colegios suelen estar faltos de personas que se impliquen y presten su tiempo en beneficio de la profesión.

• Si no hay gente que se implique, las actuaciones necesariamente serán limitadas e insuficientes, por lo que nuestra profesión y su consolidación podrán verse comprometidas y con ello tu propio trabajo de dietista-nutricionista.

• Si queremos luchar por nuestra profesión, luchar contra el intrusismo profesional, luchar para que se incorpore la figura del dietista-nutricionista a la sanidad pública, luchar para que seamos una profesión valorada por el resto de profesionales sanitarios, si queremos, en definitiva, luchar para cambiar las cosas, debemos asociarnos y usar las infraestructuras creadas para ello.

Cuando veamos a un compañero quejarse del colegio, preguntémosle si está colegiado, si participa en las asambleas, si hace propuestas en ellas para mejorar las cosas y si finalmente se implica en esas propuestas con su tiempo y trabajo. 

Si algunas de las respuestas anteriores es negativa, invitémosle a deponer su actitud autodestructiva y dañina para con el colectivo y que en vez de ello construya profesión desde su compromiso personal más allá de sus propios intereses personales, aunque solo sea por interés personal.

Debemos defender los colegios profesionales como algo propio, como algo nuestro, como una herramienta eficaz para luchar por nuestra profesión, la cual necesita del esfuerzo colectivo y más en concreto de tu esfuerzo.

Tenemos una profesión en construcción, con un gran futuro probable pero todavía incierto. Si algo no te gusta, no lo aceptes, ¡cámbialo!

Próximamente, serán las elecciones para la junta directiva del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía (CODINAN), ¡preséntate!, ¡implícate!, ¡haz grande esta profesión! Y por favor, deja ya de quejarte, si es el caso. Por cierto, ¿cuándo son las elecciones para la junta directiva del colegio de tu comunidad? 


José María Capitán

Dietista-nutricionista




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viernes, 9 de junio de 2017

AUTOINTRUSISMO PROFESIONAL

Lo que podemos aconsejar y lo que no en las RR. SS. y en la pescadería del barrio sobre alimentación o como no desprestigiar la profesión.


En el post anterior hablaba sobre el intrusismo profesional, es decir, sobre la cantidad de profesionales sanitarios y parasanitarios, así como de otros profesionales no sanitarios que se atreven a dar consejos acerca de cómo debemos llevar nuestra alimentación sin contar, en la mayoría de los casos, con suficiente formación para hacerlo. Una de las características comunes de todos ellos es que de una forma u otra, como es lógico, cobran por su trabajo.

Un caso, en cierta manera peor aún, se da con el autointrusismo profesional. Es decir, cuando es el propio dietista o dietista-nutricionista el que boicotea su propio trabajo, haciendo que este pierda valor ante el mercado, dando un servicio de mala calidad al paciente/alumno y afectando negativamente al conjunto del colectivo.

Un caso que puede ilustrar lo que quiero decir es el que se da en la consulta del médico. A casi nadie le cabe en la cabeza que un médico nos pueda resolver un problema de salud fuera de su consultorio y que además no nos cobrase por su trabajo. En realidad, he puesto un mal ejemplo, porque precisamente el médico endocrino es junto con el dietista-nutricionista, los únicos facultativos capacitados legalmente para poder ejercer como tales y dar consejos sobre nutrición tanto a personas sanas como enfermas, además del técnico en dietética bajo ciertas circunstancias. Igualmente, nos servirá el ejemplo para aquello sobre lo que quiero escribir.