martes, 21 de junio de 2022

¿POR QUÉ GENERA RECELOS EN OTROS PROFESIONALES DE LA SALUD LA FIGURA DEL DIETISTA-NUTRICIONISTA? ¿TIENEN ALGO QUE VER LAS REDES SOCIALES?

De la autocrítica al cielo


El dietista-nutricionista (DN) tiene un amplio abanico de salidas profesionales que va desde la cooperación internacional hasta la promoción de la salud en la administración pública, pasando por la consulta o la empresa privada, la restauración colectiva, la enseñanza, la investigación, la industria alimentaria, el control de calidad, la seguridad alimentaria, la nutrición deportiva o como clínico en la sanidad pública o privada, entre otras, ¿sanidad pública o privada?

En España, las primeras promociones de DN datan de finales del siglo pasado. En este tiempo, y tras miles de profesionales formados para desarrollar una labor especializada en el campo de la dietética y la nutrición, la mayoría de las comunidades autónomas siguen sin incluir a este profesional en la sanidad pública. Tampoco forman parte de otros equipos que realizan su labor profesional en otros ámbitos del campo de la alimentación, el complemento alimenticio o el medicamento (salvo excepciones); además, otros profesionales sanitarios siguen sin contar con nosotros como ponentes en la mayoría de los congresos científicos no organizado por DN y en los que la alimentación, la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud se debaten y se aúnan criterios de aprendizaje, ¿por qué? Sin duda, la respuesta no es sencilla y las posibles razones que pueden dar un poco de luz a esta cuestión pueden no gustar a determinados sectores de este colectivo profesional.


Quítate tú que ya me pongo yo

Otros profesionales sanitarios ya realizan muchas de nuestras funciones en la sanidad pública. Efectivamente, la labor que debería desarrollar el DN la desempeñan tradicionalmente enfermeros, farmacéuticos o médicos, entre otros, entonces ¿para qué crear otro perfil profesional cuyas funciones básicas ya están cubiertas? ¿Y si se crea la plaza para el DN qué pasará con los profesionales que hasta ahora ejercían sus funciones? Algunos sanitarios pueden pensar que el DN pretende desplazarlos para ocupar su lugar; sin embargo, la mayoría de los DN a lo que aspiramos realmente es a integrarnos en un equipo multidisciplinar donde desarrollar nuestras funciones cooperando y aprendiendo de los que ya tienen experiencia y aportando nuestra perspectiva como profesional sanitario especializado en nutrición. No pretendemos quitar el puesto a nadie, lo que realmente queremos es contribuir con nuestro trabajo y conocimientos a una mejor asistencia sanitaria, como ocurre en el resto de países de nuestro entorno, ofreciendo para ello nuestra dedicación y entrega. Aunque, en honor a la verdad, muchos de los comentarios que algunos compañeros vierten sobre las Redes Sociales (RR. SS.) no van en esta dirección, no muestran al DN como alguien amable y con deseo de cooperar, sino como una figura que con sus posicionamientos y formas de expresión contribuyen a generar temores e incertidumbres.

 

Yo sé más que tú y lo demuestro gritando

La imagen que tienen de nosotros otros profesionales de la salud es demasiado agresiva y esto dificulta que nos quieran hacer hueco dentro de su familia. A falta de espacio en la sanidad pública e incluso de gran parte de la privada, muchos DN han creído encontrar su lugar en las RR. SS. donde han buscado promocionarse y obtener con ello su fuente de ingresos. Durante años la forma en la que la sociedad ha tenido noticias de nosotros ha sido a través, twitteros, youtubers, instagrammers o tiktokers, quienes han desarrollado una función interesante a la hora de informar a la sociedad respecto a lo que significaba comer adecuadamente y, sin duda, han desempeñado una labor divulgativa importante de gran valor. Sin embargo, es conocido por todos que en las RR. SS. una forma de triunfar es generando polémicas y enfrentamientos y, por ello, el mensaje ha llegado a ser agresivo, maleducado e incluso despiadado, en especial con otros profesionales de la alimentación, seguridad alimentaria, nutrición y salud que no compartían titulación con nosotros.

 

Todo el que no piensa como yo es mi enemigo

Investigadores que han dedicado su vida a la ciencia de la nutrición y que no son DN, a veces, se han encontrado con la oposición, incluso con el desprecio de determinados compañeros influencers. Esto ha podido ocurrir porque han mantenido criterios diferentes o porque sus investigaciones han contado con las subvenciones de la industria alimentaria o farmacéutica originando dudas o sospechas sobre su trabajo. Profesionales que, por otro lado, pueden jugar un papel muy importante a la hora de allanar o dificultar nuestra inserción en la sanidad pública y a consolidar nuestra labor en la sanidad privada. Estos divulgadores digitales, tan incisivos, son solo la punta de un iceberg muy ruidoso y, en realidad, no representan al colectivo, esta función la ostentan los colegios profesionales. La mayoría de los DN nos hemos formado y seguimos estudiando los trabajos de muchos de los científicos que han sido cuestionados en RR. SS. y sentimos por los mismos, sin dejar de ser críticos, un profundo respeto y admiración. Nos faltan en nuestras filas muchos profesionales de la talla del Dr. Ángel Gil, de la Dra. Gabriela Morreale, del Dr. Ramón Estruch o del Dr. Federico Soriguer, entre otros, y nos sobran muchos Charlie Rivers, ¿o era Rivels?

 

Donde dije, digo, digo Diego

Algunos divulgadores se han hecho famosos por atacar a la industria alimentaria de forma descarnada y a todo aquel que podía tener relación con ella, y no han dudado en disparar con su ejército de seguidores a quien se mostraba crítico con lo que defendía o con el estilo con el que lo hacía. Todo ello ha originado, en torno a estos influencers, una horda de incondicionales que durante años han inundado con una lluvia de likes cada comentario que hacían en sus RR. SS., lo que ha creado el espejismo de que fuera gente importante, llena de sabiduría y sin intereses comerciales que guiara sus pasos. Además, se han llegado a convertir en referentes en medios de comunicación sin ser portadores de informaciones colegiadas; es decir, sus informaciones no proceden ni de los colegios profesionales ni de ninguna sociedad científica y, en muchos casos, son solo posicionamientos personales. Estos mismos “gurús de la nutrición” ahora imprimen su sello en magdalenas y otros productos ultraprocesados que no distan mucho de los originales y que nos dejan con la boca abierta a más de uno y a más de dos. La mayoría de los DN tratamos de ser coherentes con nuestros principios éticos, priorizando a la población para la que trabajamos, incluso a costa de nuestro propio bolsillo o intereses personales y no al revés.

 

¿Conflictos de intereses económicos yo?, peor aún, los míos son ideológicos

Con mucha frecuencia se han difundido mensajes difusos, inconsistentes, contradictorios o motivados por ideologías concretas que confunden a la población, pero que sobre todo generan desconfianza en el resto de los profesionales sanitarios. Sí, el mundo de la nutrición, en especial en el espacio digital, se ha abonado a la polémica extremando sus mensajes de forma casi habitual. Si de algo se ha carecido en los últimos años, ha sido precisamente de moderación y de buscar vías de consenso. Las RR. SS. ha sido el campo de batalla entre veganos y creyentes de la dieta paleolítica, defensores de las dietas low-carb o del ayuno intermitente y todo ello sin el filtro necesario de la ciencia o con un uso sesgado de la misma. Estos mensajes han podido sonar por parte de ciertos espectadores externos como de poco rigurosos y ha restado credibilidad al colectivo en su conjunto. La nutrición debe entender las distintas sensibilidades en la práctica alimentaria y respetar cada una de ellas. Cuando se pierde ese respeto y lo único válido es la opción por la que uno se decanta, se deja de ser un profesional de la nutrición para convertirse en un fanático de la misma. La mayoría del colectivo es respetuoso con las distintas sensibilidades dietéticas, sea cual sea la suya propia, y trata de hacer su trabajo bajo el paraguas de la ciencia y tratando de prestar el mejor servicio posible a todos sus pacientes o alumnos; creo que esto forma parte del carnet de identidad del DN.

 

Yo nunca me equivoco y, por tanto, no rectifico

Cuando la imagen personal es más importante que la ciencia o el pensamiento crítico, Houston, tenemos un problema. Durante los últimos años he visto cómo se mantenían en RR. SS. posturas que eran como mínimo matizables, pero que han sido mantenidas por sus defensores a capa y espada a pesar de lo inconsistente de sus razonamientos. Sufrimos en nuestra joven profesión un periodo adolescente, el cual he tratado de describir en los puntos anteriores. La adolescencia se caracteriza por la pasión y la trascendencia con la que se vive cada sentimiento, pensamiento o postura ante la vida; es un periodo necesario que precede a la madurez y sin el cual esta no es posible, pero que es imprescindible superar. Esta adolescencia ha llevado, por ejemplo, a defender guías alimentarias extranjeras sin aval científico ni justificación alguna, que han llegado a desplazar a las guías o recomendaciones que se daban en nuestro país a la población española con base a su cultura, costumbres y realidad socioeconómica. Cuando se ha razonado lo inconveniente y fuera de lugar del uso de las guías foráneas, un decepcionante y desconcertante silencio ha logrado que se eche de menos una rectificación. Sin duda, esta rectificación es necesaria para reparar el daño originado y no seguir agrandando la pelota del despropósito. Me refiero, en este caso concreto al Plato de Harvard y a los artículos que he publicado en este blog sobre lo inapropiado e inadecuado de su uso (1, 2, 3 y 4). 

Seguramente habrá otros muchos motivos, además de los esgrimidos en este post, que justifiquen lo que hasta ahora ha resultado imposible de entender, que el DN no esté incorporado en la sanidad pública (ni en la sanidad privada salvo excepciones) en todas las regiones de nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Europa.

Afortunadamente, en Andalucía, comunidad autónoma en la que vivo, ya se están dando los primeros pasos para que esta realidad cambie, gracias a la magnífica gestión del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionista de Andalucía (CODINAN) de la mano de Luis J Morán. Confío en que dentro de no demasiado tiempo la realidad del DN en toda España cambie, que seamos capaces de ganarnos la plena confianza de nuestros compañeros sanitarios y que este artículo pierda su significado por completo.

 

Las opiniones expresadas en este post solo me representan a mí y en ningún caso tienen por qué coincidir con las del CODINAN.


José María Capitán 

dietista-nutricionista

 



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Salud, Solidaridad y Sostenibilidad

1 comentario:

  1. Qué a gustito te has quedao' !!! Se puede decir mas alto, pero no mas claro, lástima que esto no lo leerán ni los gurús ni sus seguidores......qué café mas rico el de hoy 😘

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