Donde estés, con quien estés
Algo de mí
Valentina cuidando su microbiota |
Está a punto de sonar el despertador, son las 6:25 de
la mañana, como cada día, no dejo que suene la alarma y me levanto de un salto de la
cama. Mientras me tomo mi café matutino repaso los datos más
relevantes de un curso online que estoy realizando sobre microbiota, probióticos y prebióticos. En
él, se da una cifra que aunque ya conocía, no deja de sorprenderme: ¡existen 10 veces más células procariotas, solo en nuestros intestinos,
que células eucariotas en todo nuestro organismo! Con mi
café negro entre mis manos y tomándolo a pequeños sorbos, pienso que, en
realidad, lo que menos hay en nosotros es contenido humano; efectivamente “no
estamos solos”, ya que con nosotros cohabita una cantidad ingente de seres
vivos, no solo en nuestros intestinos, también en la vagina, la
piel, la cavidad bucal, la vesícula biliar, los pulmones y en otros muchos
órganos. En realidad, sería más exacto decir que somos nosotros los
acompañantes de 1014 bacterias, 1013 hongos, un
número indeterminado de arqueas, protozoos y una enorme cantidad de virus. Además, frente a nuestros modestos 25000 genes, nuestra
microbiota o microflora posee 8 x 106 genes, este dato por sí solo
debería bajarnos a todos un poco los humos.
Cómplice
Estos microorganismos estaban aquí muchos millones de
años antes que nosotros, evolucionamos juntos y aprendimos a convivir, estableciendo una relación en la que como hospedadores les ofrecemos un hábitat
en el que desarrollarse, mientras que ellos nos benefician suministrándonos nutrientes
esenciales, favoreciendo el aprovechamiento de nutrientes no digeribles,
impidiendo el asentamiento de microorganismos patógenos
y desarrollando las defensas orgánicas frente a la infección.
De izquierda a derecha: María, Gustavo, Enzo, Marcílio,
Valentina y Suzana ante una mesa repleta de prebióticos
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